miércoles, 21 de mayo de 2008

Entrevista

Entrevista
Concedida por:
Jorge Eusebio Medina, Director Noticias RCN Radio

1. (Contexto) La problemática relación entre la comunidad musulmana y los periodistas en muchas partes del mundo, se debe en parte a la ignorancia de la cultura islámica, las miradas en ocasiones prejuiciosas y las creencias y generalizaciones indiscriminadas acerca de la sociedad islamista, por parte de éstos.

1. Usted como periodista ¿Por qué cree que los medios de comunicación construyen una mirada equivocada de algunos grupos religiosos, sociales o culturales y la transmiten a las audiencias irresponsablemente? ¿O en cambio considera que grupos religiosos como estos no se dan a conocer, no les interesa aparecer en medios o se aíslan, sin dar posibilidad a los periodistas de indagar verazmente sobre ellos?
Cuando me preguntas ¿porqué creo? estás dando por hecho que yo soy partidario de la tesis que planteas. Así que debo decirte: ese argumento puede ser cierto, pero personalmente no lo comparto. Mi mirada desde los medios ha sido, no creo que particular, pero sí puntual, nunca generábamos discriminación sobre lo religioso pero procurábamos hacerlo sin herir susceptibilidades, pues los temas religiosos son riesgosos.
Ahora, los medios en Colombia seguramente generan en un porcentaje muy alto información sobre la religión católica, apoyados seguramente en el hecho de que Colombia es muy cristiano.
Frente a esa segunda inquietud, no es un secreto que muchos grupos religiosos prefieren mejor subarrendar espacios en los medios electrónicos porque ven allí una manera práctica de llegarle, acercarse a sus fieles. Y no te olvide que el gobierno ha detectado que muchos de esos grupos religiosos son creados para lavar activos, digo dólares, por lo tanto les fascina el silencio.

2. ¿Qué cambios implica para el periodismo informativo los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos? ¿Cree que estos eventos marcaron nuevos paradigmas en cuanto al registro de los acontecimientos ocurridos desde entonces en países islámicos, y la manera como se perciben las prácticas musulmanas en el mundo?

Para el periodismo muchos. Basta con decir que los medios de difusión viven en permanente alerta en los Estados Unidos. Y surgen preguntas: ¿la guerra contra Irak fue o no una consecuencia de lo ocurrido el 11 de septiembre? Te cuento: yo tuve la oportunidad de compartir en abril de 2007 con 185 periodistas de 135 países del mundo en Washington y sabes ¿cuál fue la impresión que me dejó ese encuentro? El odio de los países árabes contra los Estados Unidos porque el ataque contra las torres gemelas los estigmatizó. Y recuerdo muy bien que los periodistas norteamericanos hicieron una pregunta: ¿ustedes cree que el periodismo norteamericano ha cumplido un buen papel en el cubrimiento de la guerra de Irak? La respuesta fue NO. Y eso les dolió mucho a los colegas estadounidenses porque es verdad: ellos han perdido mucho colegas en ese país, muchos muertos de manera inmisericorde. El error de los periodistas norteamericanos, o por lo menos esa es la lectura que se genera, está en movilizarse casi siempre al lado de las tropas militares. Ellos, digo, los periodistas, lo justifican diciendo que es la única manera de protegerse de los terroristas árabes.

3. ¿Qué papel juegan los medios de comunicación en cuanto al deber de hacer visibles los derechos de grupos minoritarios, vulnerables y señalados indiscriminadamente como terroristas o fundamentalistas, sin más criterio que la generalización y los argumentos infundados?

Ahhh… esa sí es una buena pregunta. Y como siempre ocurre, las buenas preguntas tienen malas respuestas. Los medios de comunicación tienen la tendencia, lamentable por lo demás de alinearse siempre con la élite, con las mayorías. Y si me preguntas: ¿eso está bien? Mi respuesta es no. Estamos equivocados. Es verdad. Los medios no contribuimos al pluralismo y al respeto por las diferencias en ese tipo de casos.

4. Qué criterios deberían tener los periodistas para informar noticias o hechos ocurridos alrededor de la cultura musulmana por ejemplo, sin faltar a la ética periodística, al buen juicio informativo y al buen uso de algunos términos propios de esa cultura?

Bueno, en el caso nuestro el fenómeno no es tan trascendental. Los periodistas europeos, pero sobre todo los norteamericanos, te responderían mejor esa pregunta.
Pero mi respuesta anterior te da a entender cuál es mi posición: entender que somos diferentes, y que los medios debemos contribuir a construir una mejor sociedad con la ayuda de todos: las mayorías y las minorías. Pero acepto y reconozco que los medios, mejor dicho, los dueños de los medios, tienen una tendencia a estar del lado del poder.

martes, 20 de mayo de 2008


Mensaje al Papa Benedicto XVI:
NO AL DIALOGO – SOLO DA’WA
Un Juicio del Shaykh Dr. Abdalqadir As-Sufi


Allah, el Todopoderoso, glorificado sea, dice en la Surat al-Imran:



“Realmente el Din ante Allah es el Islam.
Los que recibieron el Libro no discreparon
sino después de haberles llegado el conocimiento,
por envidias entre ellos.
Y quien niega los signos de Allah...
Cierto es que Allah es Rápido en la cuenta” (3: 19)
Ibn ‘Atiyyah comenta en su Tafsir:

“En esta aleya, Din se refiere a Ta’ah –es decir, obediencia y millat. Islam en esta aleya significa Iman y Ta’ah –obediencia, según Abu ‘Aliyya y la mayoría de los mutalallimin. El significado de Islam y A’mal, puede encontrarse en el hadiz de _ibril, sobre él la paz, donde éste se lo preguntó al Profeta, a quien Allah bendiga y conceda paz, cuando vino a enseñar el Din. La explicación del Profeta, a quien Allah bendiga y conceda paz, de lo que es Islam, está basada en cinco cosas”.

Nuestro comentarista nos dice que Allah ha designado el Islam como la única religión aceptable para Él. Una vez establecido este hecho, nos dice luego qué opina de las demás religiones. Ibn ‘Atiyyah sigue diciendo:

“A continuación, Allah nos informa de las diferencias que existen entre aquéllos a quienes se les ha dado el Libro. Recibieron conocimiento, pero querían la dunya. Esto es lo que dicen Ibn ‘Umar y algunos más. “Los que recibieron el Libro” significa los judíos y los cristianos.

En la aleya siguiente, Allah ordena:


“Diles a los que recibieron el Libro y a los ignorantes:
¿No os haréis musulmanes?
Si se hiciesen musulmanes habrían sido guiados, pero si se apartan...
La verdad es que a ti sólo te incumbe la transmisión.
Allah ve a Sus siervos” (3: 20)
De Ibn ‘Atiyyah:

Todos están de acuerdo en que “los que recibieron el Libro” significa los judíos y los cristianos.

“Los ignorantes” son los que no escriben, e.d., los árabes de aquélla época. Puede estar referido también a Umm o Umma, madre o Ummah. El nacimiento de una persona a partir de su madre, o la condición de una ummah primitiva, inocente, anterior al aprendizaje o la llegada de la inteligencia.

“¿No os haréis musulmanes?”. At-Tabari dijo que habían sido guiados al Din. Az-Zuja_ dijo que con esto se trata de intimidarlos.

“...habían sido guiados”: esta expresión en el tiempo pasado, da noticias de su guía y de su realización.

A fin de conseguir una comprensión profunda de esta aleya tan importante, debemos dar dos nuevos pasos. En primer lugar, aplicaremos el principio de “El Corán a partir del Corán”. Esto a su vez nos conducirá a un juicio indiscutible que sigue el principio del Nasij y Mansuj.

“...a ti sólo te incumbe la transmisión”: Acerca de esto, el faqih Qadi Abu Bakr ibn al-‘Arabi, declara:

“Sobre esta aleya no hay discusión alguna porque está ABROGADA por el combate. Esto se aclara en la Sura ar-Rad. En esta Sura se dice:


“...a ti sólo te incumbe transmitir
y a Nosotros pedir cuentas” (13: 41)
Qadi Abu Bakr explica: “Esta negación de la acción fue ABROGADA por la Aleya de la Espada. Esto indica una primera transmisión, y luego viene el empuñar la espada.”

Allah el Excelso clarifica aún más esta cuestión para que no quepa la ilusión de poder entablar un discurso intelectual con los kafirun, es decir, para que no haya diálogo con ellos. Está terminantemente prohibido.

Surat al-Imran:


“Que los muminun no tomen por amigos a los kafirun
en vez de a los muminun.
Quien lo haga... no tendrá nada que ver con Allah.
A menos que sea para guardaros de ellos.
Allah os advierte que tengáis cuidado con Él.
Y a Allah habéis de volver”. (3: 28)
Ibn ‘Atiyyah comenta:

“La prohibición habla de tener amabilidad con los kafirun, inclinarse y ser influenciados por ellos. Esta aleya sirve para todas los épocas y se aplica a todos”.

“A menos que sea para guardaros de ellos”: La mayoría de los mufassirin dicen que la aleya se refiere a la taqiyah. La taqiyah depende del Fiqh: (Fiqh al-Hal): temor a ser encarcelado, intimidación, ser vencido y conquistado. Al-Hassan dijo que si a un hombre se le ordenaba postrarse ante un ídolo bajo amenaza de muerte, si el ídolo estaba en la dirección de la qibla, podía postrarse, siempre que pusiera la intención solamente hacia Allah. Pero si el ídolo no estaba en la dirección de la qibla, no podía postrarse, incluso si lo mataban. Ibn Habib de al-Hassan.

Si nos basamos en la referencia de Ibn ‘Atiyyah con respecto a al-Hassan, podemos llegar a un Hukm claro. En la celebración de la llamada Comunión, el Arzobispo Lanfranc de Inglaterra introdujo en el siglo XI el ritual que luego se llamaría la Elevación de la Hostia, es decir, el ritual que consiste en elevar e inclinarse ante la oblea santificada. Esto representa sin duda alguna la postración ante un ídolo. En consecuencia, está terminantemente prohibido que un musulmán esté presente en la celebración de la Misa católica, ya que ello implica una sumisión ante el alzamiento del ídolo. Peor aún si se hace abiertamente sin pertenecer a la categoría de taqiyah que dice: “A menos que sea para guardaros de ellos”.

“Allah os advierte que tengáis cuidado con Él. Y a Allah habéis de volver”. Ibn ‘Atiyyah dice que es una amenaza, una clarificación, un recordatorio y un recuerdo de la Otra Vida. Ibn Abbas y al-Hassan dicen que Allah nos habla directamente a nosotros.

Esta importante distinción se encuentra repetida en la Surat al-Ma’ida:


“¡Vosotros que creéis!
No toméis por aliados a los judíos ni a los cristianos;
unos son aliados de otros.
Es cierto que Allah no guía a los injustos”. (5: 53)
Ibn ‘Atiyyah comenta:

“Allah ha prohibido a los muminun que tomen como amigos a los judíos y a los cristianos, esto es, ayudarlos y mezclarse con ellos. Este Hukm sigue siendo válido. Esta distinción (ayudarlos y mezclarse con ellos) está reforzada con las palabras de Allah: ‘unos son aliados de otros’. Abdullah ibn Abi Salwala y Ubadah ibn Samit eran aliados de un tribu judía. Cuando Ubadah vio cómo los judíos trataban al Mensajero, a quien Allah bendiga y conceda paz, fue a él y dijo: ‘Me libero de la alianza con los judíos y sus aliados, y me alío con Allah y Su Mensajero’. Abdallah ibn Abi dijo también: ‘Me libero de la alianza con los judíos. Temo verme derrotado por mi destino’.

‘Aquél de vosotros que los tome como amigos es uno de ellos’: El que se alía con ellos en su din y en el kufr está destinado al Fuego’”.

En la Surat al-Ma’ida encontramos lo siguiente:


“Realmente vuestro amigo y aliado es Allah y Su Mensajero,
y los que tienen Iman, esos que establecen el salat,
entregan el zakat y se inclinan”. (5: 57)
“Realmente vuestro amigo y aliado es Allah y Su Mensajero” –nuestro comentarista dice que estas palabras están dirigidas a una gente a la que se ha ordenado no tomar como amigos a judíos y cristianos.

Ibn Mas’ud dijo: “Vuestro amigo es Allah. ‘Los que tienen Iman’ –esos son pocos. No tienen nifaq, establecen el fard del salat con todas sus condiciones, pagan el fard del zakat y hacen las acciones correctas’”.

Lo que Ibn ‘Atiyyah enfatiza en su comentario, es la supremacía social, moral, y espiritual de los muminun sobre la condición desastrosa de los kafirun. Son una gente con la que no podemos establecer un diálogo por la separación que Allah ha hecho entre ellos y nosotros, y también por el terrible sufrimiento que inflige a la humanidad su desafío a Allah, glorificado sea.

En la Surat al-Ma’ida:


“Si la gente del Libro tuviera Iman y taqwa,
haríamos desaparecer sus malas acciones
y les haríamos entrar en los Jardines de la Delicia.

Y si siguieran y pusieran en práctica la Torá y el Inyil
y lo que ha descendido para ellos de su Señor,
comerían tanto de lo que está encima de ellos
como de lo que tienen bajo sus pies.
Los hay que forman una comunidad equilibrada,
pero muchos de ellos, ¡qué malo es lo que hacen!”. (5: 67-68)
Ibn ‘Atiyyah dice que esto se refiere a los contemporáneos del Mensajero, a quien Allah bendiga y conceda paz. Si hubieran creído en Allah y en Su Libro, Él les habría perdonado y dejado entrar en el Jardín. La referencia a la Torá y al Inyil confirma que ambos están incluidos, judíos y cristianos.

An-Naqqash dijo: “Participarían por arriba de la comida del Jardín y por debajo de la abundancia de la tierra”.

At-Tabari dijo: “Entre los Bani Isra’il había un grupo que era moderado con respecto a ‘Isa, a quien Allah bendiga. Dijeron que era un esclavo de Allah, un Mensajero y Su espíritu. Sin embargo, la mayoría era calumniadores y algunos dijeron que era un dios. Roma surgió de esta pretensión, y aquéllos que siguieron su Millat. Ambos grupos son kafir”.

Al-Mu_ahid dijo: “Se refiere a la Gente del Libro del pasado y del presente”.

Más adelante Allah el Excelso declara en la Surat al-Ma’ida:


“Realmente son kafirun los que dicen: Allah es el Ungido, hijo de Maryam.
Cuando fue el Ungido quien dijo a los hijos de Israel:
¡Adorad a Allah! Mi Señor y el vuestro.
Quien asocie algo con Allah,
Allah le vedará el Jardín y su refugio será el Fuego.
No hay quien auxilie a los injustos.

Y han caído en la incredulidad los que dicen:
Allah es el tercero de tres,
cuando no hay sino un Único Dios.
Si no dejan de decir lo que dicen,
ésos que han caído en la incredulidad
tendrán un castigo doloroso”. (5: 74-75)
Estas aleyas tremendas colocan una barrera impenetrable entre los musulmanes y los kafirun. Es importante constatar que la barrera es espiritual, moral y racional. Allah, el Creador del universo, nos informa en estas aleyas que el origen de la doctrina condenada que atribuye la divinidad a Sayyiduna ‘Isa, la paz sea con él, es una desviación que procede de la religión de los judíos. La falsa religión cristiana es algo que tiene su comienzo en la práctica espiritual, o mejor dicho en la negligencia del pueblo judío. Justo en el nacimiento del cristianismo puede verse con claridad el astuto engaño que se había proyectado sobre el mundo pagano. Un rito judío que se celebraba para unir a la gente en la adoración de Dios, fue transferido desde su estado racial, para convertirlo en universal, gracias a la mágica entronización de los Apóstoles, o discípulos más cercanos, del Mensajero ‘Isa, a quien Allah bendiga.

Este rito unificador del pueblo judío era la celebración de la Pascua Judía, una representación conmemorativa de la manera en que habían sido salvados de la masacre ordenada por Faraón. Siguiendo el mandato del ángel que les conminaba a permanecer en las casas hasta el final de la matanza, tenían que comer pan ácimo. San Pablo, también judío, tomó este rito y lo conectó con el suceso evangélico de la “Última cena”. Pablo se aprovechó de la descripción evangélica del acontecimiento para construir su religión inventada. Según él, Jesús cogió el pan y dijo: “Esto es mi cuerpo”. Esta frase se convirtió en la famosa “¡Hic est corpus!”. La Galleta de la Pascua judía se transformó en la Galleta Sagrada de la Comunión cristiana. El pan ácimo que conmemoraba la salvación de una gente, se transformó de forma mágica, en un acto ritual que salvaba al individuo, y a todos los que creían en esa religión, del castigo de Dios. Debe notarse sin embargo, que para que esta salvación mágica tenga lugar, tiene que creerse de antemano que el pan y el vino se habían transmutado en la carne y la sangre de Sayyiduna ‘Isa, la paz sea con él. Ya que para los musulmanes, y para toda persona pensante, es una propuesta difícil de creer, es preciso comprender que lo que San Pablo estaba vendiendo a la gente es lo que en el lenguaje moderno se llama una “oferta todo incluido”. La necesidad más importante de la creencia, es que la narración ritualizada de la Última Cena se convierte en una representación de la misma donde el pan y el vino se convierten en la carne y la sangre del Profeta. Como esta transformación tiene que ser validada, esto significa que el cristiano debe creer también en la existencia de una transmisión, una transmisión iniciática que pasó a los Apóstoles; de esta manera, durante la representación de la Cena y gracias a su mediación, los elementos físicos del pan y el vino se transforman en los elementos físicos de la carne y la sangre de aquél que, al servir estos alimentos, se convierte en su Salvador.

Es preciso reconocer el ingenio y lo escandaloso de esta proposición fundamental: Si no hay Sucesión Apostólica, la transubstanciación no puede ocurrir. La nueva religión está fundada en “fuera de la Iglesia no hay salvación”. No obstante, el núcleo de la cuestión sigue siendo que la forma de salvar a sus miembros está basada en la creencia de un pan y un vino que se convierten en la carne y la sangre de su “Salvador”. Esto es pura y simple antropofagia. No es una celebración dualista donde se combinan elementos físicos del mundo material con una presencia espiritual en el mundo invisible. Aquéllos que en la Edad Media defendían tal cosa, eran alegremente quemados con el permiso pontificio, y cuando las generaciones posteriores de la Reforma trataron de proclamar que no existía cambio alguno en los elementos físicos y que no era más que un ritual conmemorativo, muchos de estos desgraciados acabaron en la hoguera de la Contra-Reforma con el mismo entusiasmo que antes. La Iglesia Católica está ineludiblemente vinculada a la doctrina de la transubstanciación; ha rechazado la doctrina reformista de la consubstanciación y la última doctrina protestante de la nonsubstanciación.

Hay una anécdota que ilustra de forma magistral el absoluto convencimiento de los católicos de cómo esta oblea, la Hostia, se transformaba, una vez bendecida, en el cuerpo en sí. Durante el reinado de Luis XIV en Francia, su hijo el Delfín, heredero del Rey, viajaba por el campo en un carruaje escoltado por sus soldados. En el camino se encontraron con un cura de pueblo que viajaba a pie llevando por delante el Santo Sacramento. Para el hijo del Rey era inconcebible seguir viajando e ignorar lo que para él era, no sólo representaba sino que era, la carne y la sangre de Jesús. Descendió del carruaje, se arrodilló ante el cura y pidió la comunión. El cura explicó que venía de la casa de un hombre que estaba muriendo del cólera, pero el Delfín no podía rechazar la Comunión. La tomó con resignación y subió de nuevo a la carroza diciendo: “¡Estoy muerto, pero salvado!” Días más tarde, el Delfín moría.

Esta magia sacrificadora es lo que ofrecía el último Papa cuando viajaba por todo el mundo, revendiendo esta transacción a naciones cuyos millones estaban hambrientos y muriendo por culpa de ese sistema de capitalismo en el que la riqueza del Vaticano, firmemente consolidada en inversiones seguras, estaba por fin a salvo. Este engaño era fácil de vender a esos millones de personas ignorantes e incultas. En Europa, si embargo, el hogar no sólo del Vaticano sino también de la Reforma, todo era diferente. A partir de la Revolución Francesa, una nueva religión estaba enraizada en Europa. Firmemente entretejida con el cultivo del cientificismo y las emergentes doctrinas del republicanismo, Europa había abrazado casi por completo la religión del Ateísmo. El ateísmo avanzaba promulgando dos doctrinas. Una: el poder del Estado es secular, es decir, no permite que sus dictámenes estén condicionados por los juicios de valor de la religión. Dos: Al pretender el Estado garantizar la libertad de las masas, declara que todas las religiones son lo mismo, y que ninguna es verdadera. Esta nueva religión tiene una tercera doctrina, absoluta pero no reconocida fácilmente. Consiste en garantizar a sus gentes una libertad sexual adulta sin traba alguna, sin castigos ni inhibiciones, mientras que al mismo tiempo, y a cambio, como si dijéramos, de esta libertad, prohibe a los creyentes utilizar una moneda elegida libremente obligándoles a someterse a las monedas estatales decretadas por sus Bancos. En vez de depender de una oblea santificada para obtener la salvación en el Otro Mundo, la salvación se ofrece ahora en Este Mundo con un trozo de papel también santificado –la Hostia es ahora el dólar, el euro, etc. Y en vez de la iglesia católica universal tenemos el Sistema Bancario Universal.

En 1958, Paul Morand, uno de los mejores escritores franceses de ese siglo, escribió una historia titulada “El Prisionero de Cintra”. En ella se describe a un joven que, sentado en su casa, juguetea con una radio de larga distancia en la que se reciben señales de China, India y América. La historia dice:

“...El joven manejaba los mandos de plástico negro que abrían las ventanas al oscuro universo del sonido.

‘¿Qué son esos ruidos chirriantes? preguntó la anciana asombrada.

‘Son las fronteras que chirrían; madre, nuestro viejo mundo se deshace’”.

Este es, sin duda alguna, el mensaje para el Papa Benedicto XVI.

La misión más acuciante a la que se enfrenta el Papa Benedicto XVI, tiene una doble vertiente. En primer lugar, tiene que fijarse con todo detalle en la ambigua historia del Papado y de la Iglesia Romana. En segundo lugar, tiene que comprender la realidad del Orden Mundial Ateo presente en la actualidad. Este doble entendimiento, es lo que no pudo conseguir el campesino polaco que le precedió. Su incapacidad para resolver la contradicción entre estas dos realidades históricas fue exacerbada con su poco acertada solución: el entronamiento de la Doctrina de la Marialogía. Un análisis histórico de la Iglesia Romana, demuestra que su supervivencia a lo largo de los siglos se ha debido al poder ejercido por la Iglesia sobre los Príncipes y el pueblo. La desobediencia se castigaba con la ejecución, la tortura y la hoguera, y también con la guerra. Su historial es definitivamente genocida. Las cruzadas y la Inquisición fueron los necesarios instrumentos de control e intimidación empleados por la Iglesia. Estos eran los únicos medios con los que obligar a hombres y mujeres inteligentes, a creer que Dios era tres, y que de alguna manera, tres era igual a uno; sin mencionar tan siquiera el hecho de que algunos hombres, los obispos, podían iniciar a otros en la capacidad de transformar pan y vino en bocados de la carne y sangre de Jesús con más de mil años de antigüedad. La Doctrina de la Comunión pedía a la mente pensante que aceptase la siguiente realidad: durante cientos de años, millones de personas seguían agasajándose con un pobre cuerpo humano.

Es importante mencionarlo, porque a pesar de que la Iglesia Romana mantiene un incómodo silencio sobre el tema, fue esta doctrina que permitía la creencia en un sacerdocio iniciado, esto es, la Iglesia en sí, lo que produjo la Reforma. Sería injusto acusarme de atacar a la Iglesia Romana, pero estamos obligados a defendernos de ella. Definir a la iglesia cristiana como una máquina de terror que ha funcionado durante siglos, es una mera exposición de los hechos. Hablo sobre este asunto con conocimiento de causa, ya que uno de mis antepasados, Laird (terrateniente) de Cantray, actuando como presidente adjunto del tribunal del Condado de Forres, condenó a Issobell Goudie, esposa de John Gilbert, a morir en la hoguera por brujería y herejía el día 13 de Abril de 1662. Tal y como dijo Alexandre Dumas: “En este juego, matas o eres matado”. La amarga verdad, es que las falsas doctrinas y las mentiras de la Iglesia Romana, y las de sus Reformados pero no salvados herederos protestantes, convirtieron a Europa durante siglos, en un campo de exterminio.

El holocausto continental de la Guerra de los Treinta Años fue el terremoto que vio sucumbir al cristianismo, tanto en su versión Romana como Reformada, bajo el poder de la nuevas fuerzas de una economía monetaria.

Para comprender totalmente la situación contemporánea, es muy importante conocer la naturaleza y repercusiones de la Reforma Protestante. En primer lugar, debemos reconocer cuál es el principio de la Reforma. Si algo se reforma, se deduce que la forma original queda eliminada. El resultado del trabajo de Lutero y de Calvino no fue una Iglesia Católica revitalizada. Lo que representaba era el fin de la Iglesia Católica. Como ya hemos establecido que la Iglesia Romana está basada en un sacerdocio iniciatorio que emana de la autoridad Papal y permite el rito de la transubstanciación, la abolición de la autoridad Papal y la transubstanciación es el fin de la Iglesia Romana.

Hoy en día, el Sistema Bancario Mundial Ateista, exige con estridencia una reforma del Islam. Bajo el Imperialismo del último siglo, se consiguió una “reforma” importante: La abolición del zakat como impuesto obligatorio, exigido por un Emir y cobrado a los muminun por los recaudadores del zakat nombrados por éste. Cuando el imperialismo ateista redujo el zakat al mero papel de acto de caridad voluntario, logró destruir Dar al-Islam, pero lo que no pudo destruir fue a los pueblos musulmanes. El Rasul, a quien Allah bendiga y conceda paz, dijo en un conocido hadiz: “Mi gente no puede equivocarse por completo”. Esta es la razón de que la revitalización actual del Islam esté impulsada por, y dependiente de, el retorno a la moneda de oro y plata para que el zakat pueda pagarse según exige la shari’at. La restauración de este pilar del Islam, provocará, gracias a su poder espiritual y al Decreto de Allah, la destrucción del sistema bancario mundial. Y no nos estamos refiriendo a la intervención Divina, puesto que eso no es una doctrina islámica, sino que lo encuadramos bajo el principio de la rububiyyat: en palabras de Muhyiddin ibn al-‘Arabi: “Allah gobierna el universo desde dentro del propio universo”.

Una vez negada por los protestantes la autoridad Papal y el sacerdocio investido de mágicos poderes, todavía se necesitaba un clero para formar la infraestructura de una Iglesia. Promulgaron una nueva doctrina –“el sacerdocio de todos los creyentes”. Pero esto no fue lo que ocurrió. Mientras que antes los sacerdotes se reclutaban en los monasterios, después de Lutero se reclutaron en las universidades. De forma simultánea, con la reforma de la transubstanciación en la nonsubstanciación, el fundamento intelectual de la adoración pasó de ser un misterio transcendental a ser una función de la razón. Lo que se deduce, es que el Protestantismo fue una mera Area de Descanso en el camino hacia el Ateísmo.

La nueva religión de Calvino se basaba en dos nuevas doctrinas: En primer lugar, la Doctrina de la Autoridad. La autoridad equivalía a la representación. De esta manera, el Protestantismo propugnaba no sólo la abolición de la autoridad Papal, sino, lo que es todavía peor, la abolición de la autoridad monárquica. Las iglesias calvinistas eligieron a sus propios jefes, quienes a su vez decidían doctrinas y disciplinas. Sin embargo, una vez elegidos, gobernaron a sus electores. Así nació el mito de la democracia moderna. Su engaño era la pretensión de que el representante es idéntico al representado.

En segundo lugar, la Doctrina de la Riqueza. En la nueva religión de Calvino, la valía de un hombre está conectada al poder de acumular riqueza; Calvino abolía así la recomendación de la Iglesia que consideraba la pobreza un poder espiritual. En vez de salvar el alma, ahora se salvaba (ahorraba) el dinero. Su padre había sido acusado de malversar los fondos de la iglesia, y esto subyace, al menos psicológicamente, en su visión de la economía como factor de salvación en la vida personal. Del calvinismo surgieron los Hugonotes, y de éstos, el Jansenismo de los siglos XVII y XVIII. Todos estos movimientos estaban impelidos por la doctrina de la predestinación. Calvino permitió la usura. Del mismo modo que la creencia en la comunión va contra la razón, la creencia en la usura va contra la libertad: el destino del endeudado es no poder pagar la deuda completa, razón de que esté predeterminado a la esclavitud. En la sociedad atea moderna, con la usura como norma del banquismo, se necesita el psicoanálisis para que el endeudado se resigne a aceptar su condición.

Tras el Jansenismo, la Iglesia Católica se vio obligada, mediante doctrinas, a llegar a un acuerdo con el nuevo capitalismo mercantilista.

El 18 de Agosto de 1830, el Papa Pío VII fue obligado a permitir el interés y, por extensión, el conjunto total de sistemas usureros. Este fue el momento crucial. Tras esto, vinieron una serie de decretos que ampliaron la permisibilidad de la usura o, para decirlo de otra manera, sometían las doctrinas de la Iglesia Católica a las nuevas doctrinas del Orden Bancario Mundial. Decretos posteriores fueron promulgados el 31 de Agosto de 1831, el 17 de Enero de 1838, el 26 de Enero de 1840, el 28 de Febrero de 1871 y el de la Sagrada Penitencia del 11 de Febrero de 1852. En el Código de la Ley Canónica de 1917, se incluía la autorización para que las órdenes religiosas tuvieran sus bienes en cuentas que producían intereses. Más aún, el nuevo Catecismo ni siquiera menciona la palabra usura.

A mediados del siglo XX, los efectos devastadores de las nuevas doctrinas que permitían la usura, comenzaron a producir una crisis en el seno de la Iglesia Católica; la legalización de la usura significaba el reconocimiento de facto de los nuevos “Príncipes del Mundo” del Sistema Bancario. A lo largo de los siglos, la Europa del Sacro Imperio Romano, en cuanto cristiandad regida por el Papa, se había desintegrado lentamente. Al final, fue Mussolini quien salvó al Papado de su completa desaparición cuando, en los Acuerdos Lateranos, confirió al minúsculo territorio del Vaticano y al recinto de Castel Gandolfo, el estatus de entidad autónoma.

La rama intelectual de la iglesia había estado siempre encabezada por la Orden Jesuítica. Como si quisieran contrarrestar el extremismo Protestante y su abyecta sumisión al capitalismo, los jesuitas se encontraron representando el papel de opositores militantes. La aparición de lo que más tarde se llamó Teología de la Liberación, pronto se interpretó como una especie de comunismo santificado. Los Sacerdotes Obreros, que surgieron en Sudamérica no sólo como defensores de los pobres sino también como heroicos enemigos de la clase terrateniente, produjo un nuevo despertar de la fe en las masas esclavizadas y una reacción feroz contra la Orden Ateista Mundial del Banquismo.

En esa época apareció otro movimiento en el seno del catolicismo: el Opus Dei. Si la teología de la liberación ofrecía al mundo una Iglesia Sagrada Católica y comunista, el nuevo movimiento trataba de incorporar el Protestantismo de la misma manera que los jesuitas trataron de incorporar el comunismo. Era tal su audacia, que nadie en la Iglesia, con la excepción de unos pocos intelectuales de los niveles más elevados de la Orden Jesuítica, parecieron darse cuenta de que era una institución protestante. Era una Orden permitida por el Papa, pero muy pocos miembros de la Hermandad del Opus Dei eran ordenados sacerdotes; es más, no estaban sujetos al voto antinatural del celibato. Así pues, en un extremo estaba un Comunismo Sagrado que intentaba despertar a las masas oprimidas del Tercer Mundo, mientras que en el otro, el Capitalismo Sagrado, como si fuera una nueva masonería, se infiltraba en la élite de poder del Sistema Bancario Mundial.

A fines del siglo XX, el ruido que producía el resquebrajamiento del orden antiguo era ensordecedor. El colapso del comunismo demostró que la mono-cultura del ateísmo tomaba el poder absoluto. Y sin embargo, el fin del comunismo era una realidad más teatral que histórica. Con un sistema de poder ateo controlando la riqueza mundial, las masas se encontraron perdidas y abandonadas. Las masas cristianas, carentes de un Papado con poder político y económico, rebuscaban entre la basura y los detritus de las doctrinas protestantes, tratando de hallar algunos restos de la religión cristiana. Poco a poco, en la segunda mitad del siglo, apareció la tercera y definitiva versión corrompida de la herejía cristiana. Se llamaba cristianismo evangélico, pero tenía poco que ver con el sencillo evangelismo del siglo XIX. Era una especie de solución para los cristianos. En lugar del Sagrado Sacrificio, se introdujo el Sagrado Bautismo. Irónicamente, el cristianismo había abandonado Roma para volver al Río Jordán. A pesar de existir varias versiones paganas del bautismo, este nuevo culto del mismo remontaba sus orígenes a las fuentes judías, a Ezequiel y la aspersión de agua con fines purificadores. Los Esenios se bañaban de forma ritualizada. Si la Comunión garantizaba una nueva vida en el Otro Mundo, el Bautismo garantizaba una nueva vida en este mundo material –nacías otra vez. Mientras que la postura católica estaba basada en la autonomía de la Iglesia como organismo de adoración, la postura de la Iglesia Evangélica moderna está basada en la autonomía del creyente individual purificado de sus pecados. Los intelectuales cristianos han definido esta tercera religión como “relativismo, subjetivismo y caos teológico”. Con estos evangélicos bautismales, el cristianismo se replegaba a su origen judío, a los gritos extáticos de “¡Halleluyah!”.

Y así fue cómo a comienzos del siglo XXI, la Iglesia Católica Romana, se encontró guiada por la filosofía del Opus Dei, en cuanto defensores del sistema capitalista mundial; y al mismo tiempo, las masas, desvinculadas de todo poder político o económico, se volvían hacia los éxtasis delirantes del movimiento evangélico. Cuando le preguntaron por los evangélicos, un obispo brasileño declaró: “¡No es más que una forma de escapar!” El entrevistador dijo entonces: “Si usted fuese un brasileño pobre, ¡también querría escapar!” La solución a este doble dilema en la política del último Papa, significaba un paso más hacia la superstición y, por desgracia para la Iglesia, con éste surgió la acusación de dualismo. El último recurso de la Iglesia Católica era promulgar la Doctrina de la Marialogía. En los oscuros laberintos del pensamiento Papal, la Marialogía acechaba desde hace más de cien años. Esta pretensión ya se había establecido doctrinalmente, pero no era suficiente. El rastro de esta espantosa doctrina podía remontarse hasta San Agustín, pero el horroroso término definitorio apareció en el Segundo Concilio Vaticano, donde se declaraba que María no sólo era –y pido perdón a Allah por repetir una frase tan blasfema y alocada—Madre de Dios, ¡sino también co-redentora! El Concilio lo definía de la siguiente manera: “Ella cooperó en el trabajo del Salvador... para restaurar la vida sobrenatural a las almas”. En palabras del Papa recientemente fallecido, y abriendo la puerta a la misma herejía maniquea contra la que la Iglesia había desatado tantos genocidios, ¡Cristo había sacrificado su carne y María su alma! La nueva doctrina presentaba ahora un concepto definitivo y asombroso –“María, la nueva Eva”.

Allah, el Majestuoso y Excelso dice en la Surat al-Ma’ida:


“El Ungido, hijo de Maryam, no es más que un mensajero
antes del cual ya hubo otros mensajeros.
Su madre era una mujer veraz y ambos comían alimentos.
Mira cómo les hacemos claros los signos
y mira cómo luego ellos inventan.

Di: ¿Adoraréis aparte de Allah
lo que no puede traeros ni perjuicio ni beneficio?
Allah es Quien oye y Quien sabe.

Di: ¡Gente del Libro!
No deforméis la verdad de las cosas en vuestra práctica de adoración;
y no sigáis los deseos de unos que se extraviaron antes
e hicieron que muchos se extraviaran y se alejaron del camino llano.” (5: 77-79)
En la Surat al-Ma’ida es donde encontramos una serie de aleyas cuyo poder y claridad las hace irrefutables. No deja de ser irónico descubrir que la Casa Inglesa de Hanover, que arrebató el trono de Inglaterra a los monarcas legítimos Stuart y Católicos, y lo mantuvo bajo la promesa de nunca ser Católicos Romanos, estuviese presente en el Vaticano en los funerales del Papa. Y sin embargo, la presencia del Arzobispo de Canterbury en el Vaticano, muestra el supremo desdén que sienten por la historia del Papado y por la Constitución Inglesa.

En la Surat al-Mai’da:



“Y cuando Allah dijo: ¡Isa, hijo de Maryam!
¿Has dicho tú a los hombres: Tomadme a mi y a mi madre
como dioses aparte de Allah?
Dijo: ¡Gloria a Ti!
No me pertenece decir aquello a lo que no tengo derecho.
Si lo hubiera dicho, Tú ya lo sabrías.
Tú sabes lo que hay en mi, pero yo no sé lo que hay en Ti.
Es cierto que Tú eres el Conocedor de lo más recóndito.” (5: 118)
Sobre esto dice ibn ‘Atiyyah:

“Los mufassirun difieren con respecto al momento de esta declaración. As-Suddi y otros más han dicho: ‘Cuando Allah elevó a ‘Isa hacia Él, los cristianos dijeron eso; entonces ‘Isa dijo: ¡Gloria a Ti!’ Otros dicen que todavía va a ocurrir, como Ibn ‘Abbas Qatada y la mayoría de la gente que ha dicho: ‘Esta será la declaración de Allah en el Último Día. Cuando Allah lo diga, los kuffar verán su error y sabrán que son gente equivocada –batil.

Surat al-Ma’ida:


“Y a algunos de los que dicen:
Somos cristianos, les exigimos la alianza;
sin embargo, olvidaron parte de lo que se les recordaba en ella
y sembramos la enemistad y el odio entre ellos
hasta el Día del Levantamiento.
Ya les hará saber Allah lo que hicieron”. (5: 15)
Durante el tributo de la TV al último Papa, un musulmán inglés que declaraba pertenecer a un Consejo Judicial Musulmán, una de esas falaces organizaciones cuya existencia se permite por su abyecta colaboración con el Estado kafir, presumía de haber entregado al Papa una copia del Corán. Al recibirlo, sonrió y dijo, “¡Ah, el Corán!, antes de pasarlo a uno de sus sacerdotes. Este fue un ejemplo de ignorancia que supera la ignorancia. Ibn ‘Atiyyah explica claramente lo siguiente:

“Aquí se recuerda a los cristianos la alianza y las pérfidas declaraciones por ellos pronunciadas. No hay conexión entre lo que dicen y lo que hacen. Esto se dijo para recordar a los cristianos sus errores y por haberse apartado del Din de Allah. “Y sembramos la enemistad y el odio entre ellos”: Se refiere a la enemistad y el odio mutuo que existe entre cristianos y judíos. Esto va a continuar. Algunos dicen que se refiere sólo a los cristianos. Pelearán y discutirán hasta el Último Día. Allah les recuerda el castigo que les espera en el Otro Mundo.

La experiencia de nuestros días nos permite añadir un comentario a las pruebas que, durante siglos, demuestran la veracidad de las palabras de Allah. Pruebas de estas aleyas están contenidas en la Reforma, la Contra-Reforma, la Guerra de los Treinta Años, la Masacre del Día de San Bartolomé, el genocidio de la Inquisición, y la Caza de Brujas.

Las dos aleyas siguientes de la Surat al-Ma’ida dicen:


“¡Gente del Libro! Ha venido a vosotros Nuestro Mensajero
aclarándoos mucho de lo que ocultabais del Libro
y perdonando muchas cosas.
Ha venido a vosotros, procedente de Allah,
una luz y un Libro claro,

con el que Allah guía a quien busca Su complacencia
por los caminos de la salvación.
Y los saca de las tinieblas a la luz con Su permiso
y los guía al camino recto”. (5: 16-18)
Ibn ‘Atiyyah confirma que el “Nuestro Mensajero” de la primera aleya indica la fortaleza de la nubuwwah del Mensajero, a quien Allah bendiga y conceda paz, y que él es una Luz procedente de Allah, y que el Corán es un Libro Claro, de forma que las cuestiones legales que contiene no pueden ser oscurecidas.

“Lo que ocultabais del Libro”. Sobre esto Ibn ‘Atiyyah dice:

“Allah ha revelado en la lengua de Su Profeta lo que los judíos habían tratado de ocultar. Habían tratado de cambiar la descripción del Profeta, a quien Allah bendiga y conceda paz, en la Torá.

“... y perdonando muchas cosas”: significa que los judíos habían omitido una parte importante de lo que iba en contra suya. Mintieron contra la millat del Islam”.

De las palabras de Ibn ‘Atiyyah se deduce que la visión actual que la Iglesia tiene del Islam como una creencia más, o, como les gusta decir, “un camino válido hacia Dios”, es inaceptable para nuestra Comunidad Musulmana. Su postura está basada en la negación manifiesta de la Divina Revelación del Corán. El Acontecimiento Divino del “Mensajero, a quien Allah bendiga y conceda paz, Mensaje que es el Noble Corán y el Din en sí”, proclama el final histórico y necesario de toda forma de religión cristiana, abriendo al mismo tiempo, las puertas de la Casa del Islam a todos los que quieran entrar en ella con un corazón contrito y un amor genuino por ‘Isa, la paz sea con él. Esta última cuestión es lo que menciona la segunda aleya. Ibn ‘Atiyyah dice al respecto:

“Paz –En esta aleya, Salam se refiere a Allah con uno de Sus Nombres Hermosos. Significa el camino hacia Allah y seguir Su shari’at. También puede significar estar a salvo de –salamat del Fuego

‘...de las tinieblas a la luz’ es el camino que lleva del cristianismo al Islam’”.

Y nosotros decimos que “y los guía al camino recto” significa que los antiguos cristianos vivirán bajo la shari’at de Allah sancionada por Su Mensajero; de esta manera, los antiguos pueblos cristianos podrán vivir en armonía con las Leyes de Allah que regulan la Naturaleza y la Moralidad, tras los siglos desastrosos que han pasado sin la guía correcta.

De nuevo en al-Ma’ida:


“Han caído en la incredulidad los que dicen
que Allah es el Ungido, hijo de Maryam.
Di. ¿Y si Allah quisiera destruir al Ungido, hijo de Maryam,
a su madre y a cuantos hay en la tierra, todos a la vez?
¿Quién podría impedírselo?
De Allah es el dominio de los cielos y de la tierra
y de lo que hay entre ambos.
Crea lo que quiere.
Allah es Poderoso sobre todas las cosas.

Y dicen los judíos y los cristianos:
Nosotros somos los hijos de Allah
y los más amados por Él.
Di: ¿Por qué entonces os castiga a causa de vuestras transgresiones?
Sólo sois unos más entre los hombres que ha creado.
Perdona a quien quiere y castiga a quien quiere.
De Allah es el dominio de los cielos y de la tierra
y de lo que hay entre ambos.
A Él se ha de volver”. (5: 19-20)
Aquí Allah clarifica, de una manera que toda mente racional puede comprender, que el Mesías y Maryam son criaturas temporales. Y como Él dio a Maryam un hijo sin que ella perdiera su pureza, y como luego elevó al Mesías junto a Él, a pesar de disfrutar de estas bendiciones especiales, permanecieron en la tierra como criaturas temporales; mientras tanto, Allah el Majestuoso y Poderoso permanece ensalzado por encima de todo lo que pueda asociarse con Él.

Ibn ‘Atiyyah dice:

“’Allah es Poderoso sobre todas las cosas’. Su significado es de aplicación general. Está específicamente relacionado con Sus Atributos (Sifat) y Esencia (Dhat)’”.

Allah, glorificado sea, dice en la Surat an-Nisa’:


“Y por su kufr,
y por haber dicho contra Maryam una calumnia enorme”. (4: 156)
Ibn ‘Atiyyah comenta:

“’ Y por su kufr’: se refiere a la cuestión de ‘Isa, la paz sea con él, y su supuesta divinidad.

‘...contra Maryam una calumnia enorme’: Los contemporáneos de ‘Isa, la paz sea con él, reprocharon y acusaron a Maryam, que Allah la bendiga, de adulterio para poder explicar el nacimiento de ‘Isa, la paz sea con él. La prueba es que fueron castigados y humillados’”.

La claridad de esta aleya nos permite relacionarla con la Doctrina de la Marialogía, donde se sugiere que la esposa de Adam, la paz sea con él, Hawa, sumió a la humanidad es un estado de perdición, y que Maryam, como segunda Eva, reparó, de alguna manera, el crimen cometido por Eva. Lo que hace esta doctrina, por supuesto, es extender la falsa doctrina de la Cruz a la Madre del “Crucificado”.

Surat an-Nisa’ :


“Y por haber dicho: Nosotros matamos al Ungido,
hijo de Maryam, mensajero de Allah.
Pero, aunque así lo creyeron, no lo mataron ni lo crucificaron.
Y los que discrepan sobre él,
tiene dudas y no tienen ningún conocimiento de lo que pasó,
sólo siguen conjeturas.
Pues con toda certeza que no lo mataron”. (4: 156)
He aquí la aleya definitoria. Esta es la aleya que establece un abismo entre el Din de la Verdad y esa abominable mentira que es la invención cristiana. El Papado no debe equivocarse al pensar que la presencia, en el reciente funeral celebrado en Roma, de los Jefes de Estado y sus representantes, significa una especie de éxito por la supuesta adhesión de los musulmanes a su doctrina del Islam como “una válida entre otras”. Esos musulmanes que asistieron a los funerales, y aquellos otros que obedientemente elogiaron al último Papa diciendo que era un trabajador por la paz y que estaba preocupado por los pobres, son para nosotros los más despreciables de los munafiqun (hipócritas). El Papado ha demostrado ser un abyecto partidario del capitalismo corporativo, y se ha mostrado impotente a la hora de detener las despiadadas Guerras de los Banqueros en su adquisición de nuevos terrenos petrolíferos. Lo que se deduce de todo esto es que, de la misma manera que el Papado no puede pretender la amistad con una religión que es en sí una inflexible abolición del cristianismo, tampoco puede haber ‘ulama musulmanes ni representantes estatales capaces de adoptar una postura pública en relación con la iglesia cristiana; este hecho significaría, legalmente hablando, un reconocimiento de jure de las doctrinas católicas, y al mismo tiempo, la negación de las aleyas bendecidas contenidas en este Hukm.

Surat an-Nisa’:


“Sino que Allah lo elevó hacia Sí,
Allah es Poderoso y Sabio”. (4: 157)
En esta clara aleya, Allah establece que no hubo crucifixión. Esto, dicho sea de paso, no sólo acaba con la iglesia cristiana que está constituida en torno a la Cruz, sino que también son buenas noticias para el pueblo judío al eliminar la justificación que los cristianos esgrimieron en su larga y continuada persecución.

En la Surat an-Nisa’:


“¡Gente del Libro! No saquéis las cosas de quicio
en vuestra Práctica de Adoración
ni digáis sobre Allah nada que no sea la verdad.
Ciertamente el Ungido, hijo de Maryam, es el Mensajero de Allah,
Su palabra depositada en Maryam y un espíritu procedente de Él.
Creed, pues, en Allah y en Su Mensajero y no digáis tres;
es mejor para vosotros que desistáis.
La verdad es que Allah es un Dios Único.
¡Está muy por encima en Su gloria de tener un hijo!
Suyo es cuanto hay en los cielos y cuanto hay en la tierra.
Y Allah basta como Guardián”. (4: 170)
El mensaje y la verdad contenidas en esta aleya es lo que tienen que confrontar y someterse los cristianos. En lo que respecta a la hipocresía del Papa y de la Curia, no tenemos más elección que rechazarla. Si su idea es que los musulmanes y los cristianos pueden trabajar juntos, quizás el nuevo Papa pueda entonces explicarnos por qué durante más de una década, el obispo de Granada y los cardenales españoles hicieron todo lo posible para impedir la construcción y finalización de la Gran Mezquita de Granada. Conocemos su duplicidad con todo detalle; ahora se manifiesta en España con las continuas calumnias de los obispos españoles que escriben a diario artículos que predisponen al pueblo español contra los musulmanes, sugiriendo de forma desvergonzada, que son partidarios de un terrorismo que, al menos en parte, es invención suya. Ni las gentes de la religión musulmana, ni los de la religión shi’a, olvidarán fácilmente el saludo anual que el Papa enviaba a Saddam Hussein felicitándole por ser el bastión del cristianismo en un territorio musulmán. La élite tecnocrática del régimen Saddamita estaba compuesta casi por completo de cristianos y socialistas ateos.

Hoy ya es un hecho conocido, aunque sólo admitido a regañadientes, que el Din del Islam tiene la supremacía sobre el resto de las religiones. Su población ni siquiera ha sido calculada, ya que muchos de los países asiáticos jamás han sido censados. Frente al Papa y las gentes de la religión cristiana, se abren dos caminos. Uno lleva al Fuego y el otro al Jardín. Nosotros, los musulmanes, somos hoy la gente de la Verdad; y somos la gente del mañana que invita a un Camino Recto en Este Mundo que conduce con certeza al Jardín en el Otro Mundo. No puede haber diálogo con los cristianos ni con la Iglesia Romana. Y tened esto presente cristianos: si hay gente que se acerca a vosotros presentándose como musulmanes y predicando el diálogo y la tolerancia, recordad que “Tolerancia” es una doctrina atea que intenta destruiros a vosotros tanto como a nosotros, así que esa gente con la que habláis son nuestros munafiqun.

No existe el diálogo –sólo da’wa. Este es el mensaje para el nuevo Papa, el Papa Benedicto XVI. Y este es nuestro mensaje para todos los cristianos.

Allah, glorificado sea, declara en la Surat al-Bayyina’:


“Y realmente los que de la gente del Libro y los asociadores,
se hayan negado a creer,
estarán en el fuego de Yahannam donde serán inmortales.
Esos son lo peor de todas las criaturas.
Pero los que creen y llevan a cabo acciones de bien,
son lo mejor de todas las criaturas.

La recompensa que junto a su Señor les espera,
son los Jardines de ‘Adn por cuyo suelo corren los ríos.
En ellos serán inmortales para siempre.
Allah estará satisfecho de ellos y ellos lo estarán de Él.
Esto es para quien tema a su Señor”. (98: 6-8)
La Crisis del Líbano. I,
por Shaykh Dr. Abdalqadir As-Sufi



20/07/2006

Allah el Excelso declara en la Surat al-Furqan:


“Es verdad que le dimos a Musa el Libro
y le asignamos a su hermano Harún como asistente.
Y dijimos: ¡Id a la gente que niega la verdad de Nuestros signos!
Los aniquilamos a todos.
Y la gente de Nuh cuando tomaron por mentirosos a los mensajeros;
los anegamos e hicimos de ellos un signo para los hombres.
Hemos preparado para los injustos un castigo doloroso.
Y los Ad y los Zamud y los dueños del pozo y muchas generaciones intermedias.
Todos fueron llamados con ejemplos y a todos los aniquilamos por entero.
Ellos pasaban junto a la ciudad sobre la que se hizo caer la lluvia del mal.
¿Acaso no repararon en ella?
Pero ellos no esperaban ser devueltos a la vida”. (25: 35-40)

Como musulmanes que somos, tenemos que examinar, no sólo una vez sino incluso varias más, el ámbito en el que se desarrollan los acontecimientos. O, para hablar con propiedad, tenemos que mirar primero con el ojo del Tawhid y luego con el ojo del Furqan. Si no estudiamos la cuestión con la gravedad y al mismo tiempo la iluminación, que procede de la luz del Tawhid, fracasaremos en la discriminación posterior.

Por muy angustiosa y alarmante que se nos presente la cuestión, debemos reconocer que este suceso es por Allah. Con Allah no existe la injusticia. Allah ha establecido la existencia con un patrón intrincado de leyes que nunca cesan de actuar en un momento dado. Todas las criaturas vivas actúan bajo los imperativos de esas leyes naturales que Allah ha programado en ellas. La organización del termitero y la de la colmena son de sobra conocidas. Del mismo modo, las leyes que determinan que cuando los organismos superiores colapsan, los más bajos toman el poder. Cuando un animal está vivo, lleva en su sangre y en sus tejidos una serie de micro-organismos. Cuando se le da caza y muere, se le cuelga para orearlo. Durante ese tiempo, mueren los organismos que podían infectar al ser humano. Si el cadáver permanece colgado durante un tiempo, surgen a la vida nuevos micro-organismos que realzan el sabor y la capacidad nutritiva del animal.

La especie humana es la única que alberga, entre los kuffar, la gran ilusión. Esta gran ilusión es pensar que el hombre puede hacer todo lo que quiera. La verdad, que se muestra claramente definida en el Corán, es que la criatura humana tiene una responsabilidad ante Allah, glorificado sea. Tiene un contrato intemporal que debe cumplir en el ámbito de lo temporal.

Allah el Excelso ha dicho en la Surat Al-‘Araf:


“Y cuando tu Señor sacó de las espaldas de los hijos de Adam
a su propia descendencia y les hizo que dieran testimonio:
¿Acaso no soy Yo vuestro Señor? Contestaron: Sí, lo atestiguamos.
Para que el Día del Levantamiento no pudierais decir:
Nadie nos había advertido de esto”. (7: 172)

La distancia, o en realidad el abismo, entre los que responden a un mandato que está vibrando a lo largo y ancho del patrón que conforma el sistema celular, y aquéllos que pretenden que no ha sucedido, es enorme. Allah el Excelso dice en la Surat Al-‘Araf:


“A quien Allah guía, es el que está guiado
y a quien extravía... Esos son los perdidos.
Hemos creado para Yahannam muchos genios y hombres.
Tienen corazones con los que no comprenden,
ojos con los que no ven y oídos con los que no oyen.
Son como animales de rebaño o peor aún en su extravío. Esos son los indiferentes.
Y Allah posee los nombres más hermosos.
Llamadlo con ellos y dejad a los que cometen aberraciones con Sus nombres.
Se les pagará por lo que hicieron.
Entre quienes hemos creado hay una comunidad
que guía por medio de la verdad y con ella hace justicia.
Y a los que niegan la verdad de Nuestros signos
los llevaremos a la perdición gradualmente,
de una manera que no adviertan”. (7: 178-182)

Y así, desde las cumbres majestuosas y poderosas de lo que puede y debe pensarse sobre Allah, glorificado sea, y del funcionamiento de Su Contrato Divino con los hijos de Adam, no cabe duda de que desde esta posición, todo lo que ocurre en el Líbano, Israel, Palestina, Siria, Irán, Iraq y los Emiratos Árabes Unidos, está sometido al reproche poderoso y a la advertencia ineludible de Allah, el Señor del Universo. Desde este punto de vista, los musulmanes de los Emiratos deberían tener más miedo y estar más avergonzados que la gente del Líbano, agazapados bajo sus cedros, bombardeados por un pueblo extraño que quiere vivir de la misma manera que ellos vivían hace apenas dos semanas.

Una vez comprendida la situación con la perspectiva coránica, estamos obligados a hacer una discriminación lo más acertada posible a través del humo y el fuego, la sangre y el sufrimiento de los niños. Fijémonos primero en los protagonistas del conflicto antes de examinar el escenario más amplio de la, así llamada, Comunidad Mundial, algo que no es una realidad política ni tampoco legal.

Según la configuración del escenario, los primeros disparos parecieron ser la respuesta a la captura de un miserable soldadito israelita en Gaza. Esto tuvo lugar en el epicentro de Palestina. La ‘Ummah se ha visto asediada desde hace tiempo con una versión de los acontecimientos que, según la terminología de la OLP, presentaba a una comunidad de musulmanes que estaba ocupada y que luchaba por sus “justos derechos nacionales”. El lenguaje era el del socialismo de Nasser y la causa era la liberación nacional. Y esto tenía lugar justo cuando el Estado nacional había dejado de existir tanto de facto como de jure. No obstante, se daba el ultraje añadido de una tierra que les había sido robada mediante una operación terrorista despiadada de la que el resto del mundo había sido testigo impotente.

Hasta la primera crisis del Líbano, todas las actividades de los palestinos, a pesar de haber sido calificadas de terrorismo, podían interpretarse como resultado de las medidas extremas que han sido impuestas a un pueblo oprimido. Durante la incursión israelita en el Líbano, los combatientes de Hamás se vieron atrapados durante un cierto tiempo en la zona fronteriza, teniendo a Hizbollah como anfitrión. Cuando regresaron a Palestina, su lucha contra Israel incorporó un elemento nuevo: el suicidio. A pesar de las exigencias coránicas, a pesar de los hadices aterradores que advierten sobre el suicidio, a pesar del consenso de toda la gente de la Sunna, se nos pedía que aceptásemos esta alteración inaceptable de la Ley inalterable contenida en la Shari’at. Esta práctica era fácilmente identificable como Ismailita, cuya existencia tuvo lugar en estas mismas montañas libanesas y que había sido utilizada en la historia para aterrorizar tanto a cristianos como a musulmanes. Los Ismailitas son, por supuesto, una rama de la religión Shi’a. La propaganda que procedía de esa región nos mostraba una imagen en la que combatientes musulmanes, libaneses y palestinos, luchaban contra el espantoso enemigo israelita. Pero las cosas no eran tan sencillas.

A principios del año 2006, invitamos a nuestra Conferencia Islámica de Ciudad del Cabo al Mufti de Jerusalén y al Mufti de Nablus. El Mufti de Jerusalén, enterado de que queríamos pedirle un fatwa que denunciase el suicidio, canceló su visita en el último minuto. El Mufti de Nablus nos dijo que ninguno de los dos podían emitir ese fatwa porque serían sin duda asesinados por Hamás. Luego añadió que si el Mufti de Jerusalén, persona por cierto muy respetada, emitiese dicho fatwa, la gente le seguiría. Al reflexionar sobre el asunto llegamos a una conclusión perturbadora. El espantoso espectáculo de las elecciones de Hamás con sus gorras de béisbol portadoras de eslóganes, los equipos pseudo-militares de las mujeres, la desconcertante similitud entre el aspecto social de los personajes y los de Hizbollah y Teherán —todo ello parecía indicar que el liderazgo, y casi con toda certeza el aparato de adiestramiento en el interior de Palestina, se habían convertido en Shi’a. Esta percepción se veía lamentablemente confirmada con los recientes desfiles celebrados en Palestina, donde los retratos de los líderes shi’a se blandían en lo más alto por la multitud histérica.

El mismo Líbano demostraba exitosamente el concepto original ateo de los franceses con el que fue inventado ese pseudo-país. Desde su creación como Estado moderno, el Líbano iba a ser la arena que con su programa daría testimonio, no sólo de la abolición del Islam, sino de algo mucho más sórdido que el mero desmantelamiento de la religión Divina. El Líbano fue diseñado para encarnar el modelo masónico perfecto con el que demostrar que “¡Todas las religiones son iguales!”. Por supuesto, y tal y como ha demostrado nuestro erudito Umar Pasha en su libro “La Desviación Esotérica en el Islam” (www.madinahmedia.com), si se proclama que todas las religiones son iguales eso significa que ninguna es verdadera y en consecuencia totalmente irrelevantes.

Los jesuitas franceses tradujeron textos cristianos al árabe, y cuando se encontraban con el nombre “Dios” lo traducían como “Allah”. Capaces de ofrecer una educación superior y puestos en el gobierno, pronto contaron con una población cristiana significativa a la que luego ingeniosamente definieron como cristianos maronitas para así otorgar una identidad histórica falsa a lo que era, casi por completo, un fenómeno colonialista. Hace ya tiempo que el Líbano estaba considerado como el burdel de los árabes más ricos. Y así fue cómo se manifestó que la imagen de ese Líbano representaba un microcosmos, no sólo para el mundo árabe, sino también para el mundo musulmán, en el sentido de que tenía un cuerpo revolucionario shi’a que convivía con lo que ellos describían como una “comunidad musulmana sunnita” que se llevaba de maravilla con los cristianos, con su forma de vida y con su apoyo entusiasta al capitalismo.

Este es el punto en el que debemos basar nuestra primera discriminación. El conflicto entre la religión Shi’a y la religión musulmana no tiene nada que ver con una división sectaria de una sola religión. Repitámoslo de nuevo. La religión Shi’a no es sólo una entidad diferente, sino que obtiene de esta distinción su significado, su metafísica y su razón de ser. El elemento que separa al Din del Islam de esta otra religión, no tiene nada que ver con su pretensión de que la justicia negó el califato a ‘Ali, y todos los odios que se desataron por este motivo; ni tampoco es el dudoso itinerario de los doce Imams que de forma extravagante se sometieron al asesinato, excepto el último que desapareció para volver cuando se acabe el mundo.

Oculto en toda esta invención medieval está el núcleo auténtico del fenómeno Shi’a —el rechazo de la Shari’at del Islam cuyo cumplimiento exige la existencia de un Califa. Los Shi’a no creen en el Califato. Si lo hicieran, tendrían que aceptar al Rey Muhammad VI de Marruecos como gobernante ya que él es, a través de Hasan, el heredero genealógico directo de la Ahl al-Bayt. Y sin embargo lo calumnian, lo mismo que hicieron con su padre, porque era un seguidor comprometido de Imam Malik, el Imam de Dar al-Hiyˆra.

En este punto es importante constatar cómo se tocan los dos extremos. Los wahhabis rechazan el Califato porque su versión de los acontecimientos les hace ser Muwahhidun, sin Jilafa. De esta manera, los wahhabis, una gente de bida’, adoptan la misma postura con respecto a la Jilafa que los Shi’a que se han salido del Din. Recuérdese que justo al principio del asunto, Hasan al-Basri, que Allah esté complacido con él, dijo en la mezquita al grupo disidente: “¡Os habéis separado de nosotros!”. No dijo: “¡No estáis de acuerdo con nosotros!”.

En lo que respecta a esta cuestión, es absolutamente esencial que nuestros fuqaha y nuestros eruditos organicen un Da’wa público y manifiesto con el que pedir a la gente de la shi’a que vuelva al Din del Islam. El primer paso de este proceso es que quede claro el abismo que hay entre ellos y nosotros. En la historia reciente y por segunda vez, un líder shi’a ha intentado hablar en nombre de todos los musulmanes. No puede hacerlo. Y más aún en el caso que nos ocupa, cuando las mezquitas musulmanas están siendo demolidas en el mismo Irán, además de perseguir a los musulmanes.

El segundo paso del proceso sería invitar a sus Mullahs más destacados a que vayan, quizás a la Qarawiyyin de Fez, para enterarse de lo que es el Islam verdadero, algo que desconocen por completo. Como ejemplo, debemos recordarles la guía prestada por Mawlana Rumi. En su texto el Maznawi, un asombrado viajero musulmán se encuentra con la población shi’a de una ciudad que flagela sus espaldas ensangrentadas; al preguntar, le dicen que están lamentándose por la muerte de Hussein. El musulmán dijo entonces: “Si lo que decís es cierto, ¿por qué os lamentáis? Si murió Shahid, irá sin duda al Jardín. ¿Acaso no deberíais hacer un ‘Id y celebrarlo?” Después tendríamos que explicar que nosotros no tenemos una clase de Mullahs que nos gobierna. El Estado Islámico es gobernado por un Emir. Está aconsejado por sus Fuqaha. El Qadi juzga, pero no gobierna.

Las conmociones de la política no pertenecen a este discurso sobre el Fiqh. Ahora que tenemos una conexión entre Palestina e Irán, esto nos permite conjeturar que Hamás recibió sus instrucciones de Irán: introducirse en Israel para tomar un rehén. No se trataba de un efecto colateral. Ese era el propósito de la operación. Dado el débil liderazgo civil de un Israel que es, a fin de cuentas, un Estado militar espartano, la respuesta era fácilmente predecible. Ahora sabemos que la entidad llamada Hizbollah tenía su armamento dispuesto mucho antes del suceso, razón de que pudiese reaccionar con prontitud. En un solo movimiento, Irán había asumido el control efectivo de todo el Oriente Medio, control que ahora parte de Irán, pasa por Iraq, por Siria, llega al Líbano y alcanza Palestina.

No cabe duda de que esto es malo para Israel. Es aún peor para el pueblo libanés. Y la verdad es que lo peor de todo es para la presencia de un Islam vivo en la ‘Ummah musulmana de nuestros días.

Fijémonos ahora en Israel. El Estado israelita ya ha fracasado. Su fantasía sionista original nació de la propaganda masiva desatada tras la Segunda Guerra Mundial y la repugnante revelación del genocidio que habían padecido. Lo que Hitler no había sido capaz de predecir, y lo que los regímenes democráticos no han podido estudiar ni comprender, es que el sufrimiento más atroz otorga a los supervivientes una fortaleza extraordinaria. El Asedio de Stalingrado hizo fuerte al pueblo ruso. Los ataques aéreos contra las ciudades de Inglaterra les dió fuerzas para sobrevivir. El bombardeo de Dresden y Hamburgo garantizó el liderazgo de la Alemania de la posguerra. La carnicería perpetrada por los nazis dió a los supervivientes el Estado de Israel, además de la oportunidad, a la clase banquera judía, para dominar los mercados financieros de la posguerra.

Pero hoy, después de medio siglo, todo ha cambiado. América ya no necesita a Israel. Ha elegido al Líbano como base mediterránea. Los mercados bancarios del mundo han sobrepasado con creces a sus distinguidos padres fundadores judíos. El banquero de hoy en día bien puede ser japonés, indonesio, indio e incluso alemán.

Conforme se desvanecía el sueño sionista emergía el sueño laicista. Preguntados ahora, la mitad de los israelitas responderían que su ciudad sagrada ya no es Jerusalén, sino Las Vegas. La tragedia humana de los israelitas es que el apoyo y las subvenciones dependen de un ataque procedente del exterior. La estrategia política del Estado israelita ha sido siempre la provocación. La provocación deliberada fue la madre del terrorismo. Si los palestinos hubiesen olvidado sus fantasías sobre la estatalidad enana, el sueño de Luxemburgo, y tomado en su lugar el Din del Islam y sus regalos ennoblecedores, esto es, aspirar a tener cuatro esposas y diez hijos, la pura demografía habría puesto en sus manos toda la región. Pero en lugar de hacerlo, abandonaron el Islam y hombres definitivamente perversos decidieron enviar a los hijos de otros hombres a que saltaran en pedazos —en consecuencia, y cada vez que esto ocurre, ¡hay un palestino menos!

Durante esta época en la que la dinámica Shi’a-Irán salía en tropel desde Teherán, los israelitas vieron con horror que América había elegido a Líbano como nación sustituta. Y vieron que el siguiente paso era apoderarse de la Siria Ba’atista. Una vez que, tal y como imaginaron, Iraq dejase de contar, Siria sería un juego de niños, especialmente teniendo al flácido hijo de Assad como Presidente. El nuevo Líbano ateo (“Todas las religiones son iguales”) era un éxito estrepitoso. Los turistas preferirían sin duda apostar y fornicar en una zona de recreo cristiana en la que no soportar la mirada desaprobadora de los rabinos ni las bombas en los mercados. Y la cocina libanesa es ciertamente superior a las conservas rusas en vinagre de las Deli israelitas.

Tal y como ocurre en la geopolítica que carece de un hombre de Estado, las implicaciones de la violencia no pueden ser comprendidas. Para Israel, Hizbollah es la excusa para destruir el Líbano. Para Irán, Hizbollah es la excusa para ejercer el control colonial sobre un territorio antes llamado Oriente Medio.

Los perros rabiosos de la guerra israelita están masacrando a la población civil con una indeferencia que es una réplica exacta de la de los nazis con Guernica y Varsovia; y sin embargo, es aconsejable advertir a los más inteligentes que miren más allá. Ahora que los truenos resuenan en las verdes colinas del Líbano y se hacen eco de las tempestades que asolan Iraq, no hay objetivo más evidente que los estúpidos y despreciables rascacielos de Dubai. Si el Líbano fue construido con la riqueza cristiana y ello lo convirtió en una amenaza contra Israel, Dubai no sólo está construido con riqueza árabe —no me siento capaz de decir riqueza musulmana— sino que está igualmente enredado en la economía judía. Es el lugar potencialmente más peligroso de toda la región. Es una diana a la espera de una flecha. Es un objetivo que espera ser alcanzado. Cuando suceda, no le extrañará a nadie. Si al mundo no le importa la pobre gente del Líbano ¿por qué iba a molestarse por los ricos de Dubai? Son una deshonra para el mundo musulmán y Dubai, con su gobierno desvergonzado y sus empobrecidos esclavos hindúes, tratados de forma vergonzosa, es un reproche a toda la nación musulmana. El problema de los gobernantes de Dubai es que no creen que el Corán también fue revelado para ellos.

Allah el Excelso ordenó decir al Mensajero, a quien Allah bendiga y conceda paz, en esta aleya de Surat al-Furqan:


“Di: ¿Qué atención os iba a prestar Mi Señor de no ser por vuestra súplica?
Pero habéis negado la verdad y el castigo será inevitable.” (25: 77)

La Crisis del Líbano. II,
por Shaykh Dr. Abdalqadir As-Sufi


25/07/2006

Allah el Excelso dice en el Corán, en la Surat an-Naml:
“Di: ¡Id por la tierra y ved cómo acabaron los malhechores!
Pero no te entristezcas por ellos ni estés en apuro por lo que traman.
Y dicen: ¿Cuándo se cumplirá esta promesa si es verdad lo que decís?
Di: Pudiera ser que parte de aquello cuya venida urgís os esté pisando los talones.
Verdaderamente tu Señor favorece a los hombres,
sin embargo la mayoría de ellos no agradece.
Y es cierto que tu Señor sabe lo que sus pechos esconden y lo que muestran.
No hay nada oculto en el cielo o en la tierra que no esté en un libro explícito.
Realmente esta Recitación les refiere a los hijos de Israel
la mayor parte de aquello sobre lo que no estaban de acuerdo entre ellos.
Y ciertamente es una guía y una misericordia para los creyentes.
Tu Señor decidirá entre ellos con Su juicio;
Él es el Insuperable sin igual, el Conocedor.
Y confíate a Allah, es cierto que tú estás en la verdad indudable.
Tú no vas a hacer que los muertos oigan o que los sordos escuchen la llamada
cuando se apartan desentendiéndose.
Ni vas a guiar a los ciegos sacándolos de su extravío.
Tan sólo conseguirás que escuche aquellos que crean
en Nuestros signos y sean musulmanes.” (27: 69-81).
Esta no es solo la Crisis del Líbano. Se trata, mejor dicho, de la Crisis de Israel. Pero en realidad, y hablando con propiedad, es la Crisis Mundial que supone la terrible culminación de la crisis capitalista cuyo primer nivel fue, tras la orgía suicida y antinatural de la Primera Guerra Mundial, la división arbitraria del mundo en una serie de Estados-Naciones. El segundo paso fue la creación absurda, desde el punto de vista político, del trinchado Estado de Israel junto con esos otros trinchados desastrosos que en un periodo anterior habían dado lugar a otras pseudo-naciones: Líbano, Siria, Iraq y Yugoeslavia. Lo que ahora contemplamos es el fin de esa época.

La crisis mundial de nuestros días comenzó con el colapso de Yugoslavia. Su fallecimiento anunció el fin del sueño masónico americano de Woodrow Wilson y su democracia global, en la que quizás todos hablaríamos el lenguaje mundial inventado por los judíos, el Esperanto, y practicaríamos una pseudo-religión unitaria inventada por una antigua familia Shi’a, el Bahaísmo, cuyo cuartel general a escala mundial estaría en Haifa, Israel.

Yugoslavia no fue solo un desplazamiento continental o un cambio de fronteras. Fue la erupción volcánica del genocidio de Srebrenica, un suceso que no fue evitado ni castigado. Fue el fin de la fantasía del gobierno mundial y en consecuencia el fin de la ONU. Tras el diplomático Pérez de Cuéllar, el liderazgo de esta organización procedía de esos niveles inferiores que comenzaban a dominar el escenario mundial. En primer lugar, ahora parecía que teníamos a un taxista egipcio, Boutros Boutros Ghali, al que luego sucedió un chofer de autobús londinense, Kofi Annan. Entre el genocidio bosnio y el genocidio libanés, ha habido una erosión, a escala mundial, del absurdo sistema de las Naciones-Estado cuyo final no es el resultado de crisis internas, sino de la globalización de ese sistema económico que ahora detenta todo el poder político.

En el tiempo transcurrido entre esos dos sucesos, ha habido crisis fronterizas en África, Indonesia y el subcontinente indio. Recuérdese que la masacre de Ruanda tuvo lugar porque a la impotente entidad internacional se le impidió dividir a los Hutu y los Tutsi en dos naciones; los banqueros del mundo rehusaban aceptarlo porque decían que ¡sería imposible dividir en dos partes la enorme deuda que tenían! Las líneas rectas trazadas en las arenas desiertas del Sahel provocaron el genocidio, jamás mencionado, perpetrado por los paracaidistas franceses sobre la aristocracia Tuareg de Mali, además de la pesadilla que asola en nuestros días al territorio Darfur.

El colapso del sistema de las Naciones-Estado, obligado a jugar su última baza por el sistema económico globalizado del comercio de divisas y los instrumentos corporativos supra-nacionales, ha finalmente sucedido con lo que ahora se califica de Crisis del Líbano. Como ya he mencionado anteriormente (La Crisis del Líbano, parte I), la guerra contra el Líbano era la indicación de que Israel había fracasado como Estado. El Presidente del Líbano, en una elocuente entrevista televisiva, confirmaba que el éxito económico del Líbano corría paralelo a la bancarrota de Israel, y que lo que siempre se había pretendido era la destrucción del Líbano. El Presidente citaba a un general israelita que había dicho: “¡Haremos que el Líbano retroceda veinte años!”.

El Estado de Israel ha eludido desde siempre el análisis crítico, ya que está protegido por dos sistemas intelectuales de defensa. El primero está basado en el control significativo que Israel tiene sobre la prensa y la TV en Europa y en los EE.UU. En París, por ejemplo, el diario de derechas Le Figaro, ha sido comprado por los Rothschilds, y el semanal de izquierdas, Liberation, ha sido comprado por Dassault (antes Bloch). Y justo esta misma mañana, un comentarista judío preside un debate en la BBC, al tiempo que un antiguo portavoz del Departamento de Estado de la época de Clinton, y que parece tener una fisura en el paladar, explica lo que ocurre en la cadena de televisión Sky.

El segundo aspecto de ese sistema defensivo, es el enrarecido ambiente anti-racional que califica de Antisemitismo a la mínima crítica del código de valores judío. El sentido común que contenía el término original, utilizado para defender a los judíos de las persecuciones, perdió pronto su base racional cuando en América quisieron definir dos lacras sociales, el antisemitismo y el racismo, impelidos por el empeño judío ¡de no ser mezclados con los negros! El peor insulto para un judío americano es llamar a alguien ‘Schwarzer’ (en alemán: negro).

Es importante recordar que esta percepción distorsionada que los judíos modernos y los ciudadanos israelitas tienen de sí mismos, es muy distinta a la de esa generación de supervivientes de los campos de concentración; y de hecho es una cuestión abierta a una amarga reflexión por parte de los intelectuales judíos que pueden constatar cómo esos mismo supervivientes han defendido con frecuencia a los palestinos.

Un cambio radical en la percepción de uno mismo puede dar como resultado una persona que ve el mundo según los términos creados por ésta, pero que carece de sentido para el resto de los seres humanos; esta condición se denomina psicosis. Si nos fijamos en la conducta actual del Estado de Israel, de los generales que gobiernan, de su élite económica y sus políticos, podemos afirmar con certeza que estamos confrontando lo que puede llamarse justamente la Psicosis Israelita. Ya de por sí, el israelita no está al tanto de la realidad ordinaria en la que vive la especie humana. Esto es fácilmente identificable no sólo en su liderazgo, sino también en el asombroso récord de crisis psiquiátricas entre los militares israelitas y el alocado comportamiento de los ciudadanos israelitas ante la casi totalmente ineficaz lluvia de misiles Katusha. Pregúntese a cualquier anciano de Berlín o Hamburgo, o a cualquier joven de Bosnia o Sarajevo, y responderán al unísono hablando de la conducta estoica y heroica mostrada ante los bombardeos masivos a los que estaban sometidos. Para una mayor inmediatez, fijémonos en la valentía y el control mostrados por los libaneses cuando una mezquita recibió una cantidad de explosivos superior a la lanzada en Hiroshima —y luego comparémoslo con la histeria de Haifa.

Pero lo que más debe preocuparnos, no es tan siquiera que los israelitas imaginen que podemos creernos su pretensión de combatir a Hizbollah, cuando en realidad están destruyendo una gran ciudad como Beirut, e incluso su turismo, el tesoro universal de la antigua ciudad de Baalbek. El peor elemento de esta crisis, es que Israel está mostrando al mundo cuál es su forma de comportarse; y el mundo, con sus instituciones internacionales, sus gobiernos nacionales, sus hombres de Estado y los medios de comunicación, se muestran impotentes ante esta entidad psicótica. Un comentarista, al tratar de justificar la situación, decía: “¿Cómo podemos detener al tercer mayor poder militar del mundo entero?” Esto es lo que debe motivar la reflexión de las personas pensantes. ¿Por qué y cómo es posible que un país minúsculo, con una población similar a la de Togo, pueda chantajear al mundo de esta manera? ¿Cómo es posible que los líderes del mundo agachen la cabeza cuando los israelitas denuncian a voz en grito la incapacidad del Líbano a la hora de implementar una resolución de la ONU que le ordena refrenar a Hizbollah cuando esa entidad estatal ha ignorado durante décadas la de sobra conocida resolución de la ONU que ordena al Estado judío retirarse a las fronteras que tenía en 1948?

La conclusión más urgente a la que nos vemos obligados a llegar en la crisis actual, es que un país con una psicosis de masas parece estar en libertad de invadir a otro país, destruir su infraestructura y bombardear de forma indiscriminada a su población matando a cientos de niños; y al mismo tiempo, ese mismo país es poseedor de un inmenso arsenal nuclear sin haber firmado tratado nuclear alguno. Ya no es una mera especulación teórica el que Israel utilice o no su armamento nuclear. Israel está fuera de la ley y de los límites de la razón. El necesario acuerdo con Irán respecto al armamento nuclear debe estar precedido por someter a disciplina a este peligroso Estado ya que, de lo contrario, el resultado final es obviamente inevitable.

Y a pesar de todo lo dicho, la culpa no puede recaer sobre Israel. Sus gentes, impelidos por un destino histórico más horrible que el de sus abuelos en los campos de concentración, se encuentran de nuevo, no ya en los guetos de las ciudades, sino en un gueto nacional rodeado por un enorme muro —lo mismo que sus abuelos vivieron en Varsovia. Al otro lado de ese muro son odiados, no con el odio psicológico y mental de los antiguos rusos y alemanes, sino con el de todos sus vecinos: Egipto, Jordania, Líbano y los pobres palestinos en su reducido enclave que carece de Estado.

Estamos siendo testigos del fin de una era y, en consecuencia, del principio del final del mayor de los desastres modernos: la democracia política de partidos. El verdadero laicismo del mundo moderno no es la separación de la religión del Estado, sino la separación del sistema económico con respecto a la autoridad gubernamental. La existencia de una forma de gobierno político elegido por sufragio universal, es la indicación de un poder absoluto de la riqueza económica y el control mercantil que no sólo escapa al control del Estado, sino que además cuenta con los medios para mandar al Estado. Esto no es teoría de la conspiración, sino el resultado directo de un patrón sistemático identificable cuya evidencia es, por un lado, un liderazgo político “democrático” totalmente impotente y por el otro, un sistema de poder económico que ha sido puesto en su lugar por un sistema electoral desconocido y cuyos nombres ni siquiera sabemos. Conocemos a “los hombres más ricos del mundo”, pero éstos no son más que meras estrellas de la película. La gran riqueza está oculta en una red de Corporaciones relacionadas entre sí, Sociedades Financieras y Compañías Subsidiarias. Los que ejercen el poder en la cúspide de este sistema piramidal son los que realmente gobiernan. No hace mucho tiempo, un banquero trató de averiguar quiénes eran los “propietarios” de la multinacional Monsanto. Valiéndose de su experiencia acabó encontrándose ante un modelo de Monsanto en el que las líneas de autoridad desaparecían en una serie de distintas Corporaciones, Centros de Investigación y Fundaciones académicas.

El mundo ha quedado poco más o menos aturdido ante la aceptada impotencia de los, así llamados, líderes mundiales en lo que respecta a la cuestión del Líbano. La mítica Conferencia del G8 (mítica porque no gobiernan los mercados que pretenden supervisar), en vez de quedarse reunidos en San Petersburgo para castigar la rebelión de ese minúsculo Estado contra la Ley Internacional, se dispersaron a toda prisa. Y así es cómo un estudio fenomenológico del sistema mundial posterior a 1945 nos revela que ha llegado a su fin con la trágica y sangrienta destrucción de Srebrenica y ahora el Líbano. Lo que se deduce, es que un estudio existencial de la elite política mundial debe mostrar que son los productos incapaces de ese mismo sistema político fracasado.

La realidad de la cuestión es que estamos siendo gobernados desde abajo. Las ratas gobiernan el zoológico. Los análisis marxistas, que siguen enseñándose en las universidades occidentales por profesores designados por el Estado, sigue suministrando con éxito un punto de vista que garantiza que la nueva generación será incapaz de ver el dilema actual. Las doctrina marxista produjo a Lenin y Stalin. Enalteció al Proletariado y luego extrajo, de lo que Gorky llamaba “Las Profundidades Abismales”, un liderazgo que, a pesar de proceder de la clase más baja, pronto exigió el gobierno de la dictadura.

La situación en la que nos encontramos parece llevarnos a un inevitable alto en el camino. El motivo es que pensamos que ese Presidente o ese Primer Ministro en particular ya no sirve. Luego pensamos que debe ser reemplazado por el líder de la oposición. Pero no se trata de si es agradable o no, ni siquiera si es débil o no. La realidad, es que el liderazgo político procede de debajo de nosotros y cuando llega a las más altas esferas sigue siendo gobernado por los que están por debajo: los sombríos representantes democráticamente elegidos.

En el sistema aristocrático, las familias más destacadas que se consideraban protectoras de sus gentes, responsable de ellas y ante ellas, educaban a sus hijos para que desempeñaran este servicio y mantuviesen la paz. “Noblesse obligue”.

¿Cómo es posible que las personas cultas e inteligentes acepten ser gobernadas por gente que está por debajo? El gobierno exige respeto.

Rusia: Putin era un oscuro funcionario que trabajaba en los sótanos de la cárcel que la KGB tenía en Lubianka. No se encargaba de las torturas. Su trabajo era el papeleo, pero oía los gritos de los presos. Sustituyó en el puesto a un alcohólico para luego convertirse en el Zar de Rusia que duerme en la cama de Catalina la Grande.

Inglaterra: Blair, una no-entidad que no podría pasar el test psicológico de admisión de cualquier empresa. Gracias al elemento fortuito presente en el procedimiento estructural, sucedió en el puesto a un alcohólico que a su vez, y por casualidad, había heredado el puesto de un líder tan desastroso que el propio electorado lo había rechazado. En su inseguridad, Blair nombró Presidente de la Cámara de los Lores a un individuo totalmente carente de experiencia que se puso como objetivo la destrucción de quinientos años de tradición legislativa.

EE.UU.: Bush, hijo de un antiguo jefe de la Policía Secreta Internacional de los EE.UU. Prófugo cobarde y alcohólico y cocainómano no rehabilitado. Tiene dificultades para construir las frases.

Alemania: Angela Merkel. Sin experiencia alguna, ha aceptado la vuelta de Alemania al sistema de gobierno de un solo Partido. Su inseguridad la ha llevado a convertirse en una travestida.

Y así sucesivamente. Esta incapacidad para el liderazgo, producida por el sistema político actual de la casualidad estructuralista, tiene su mejor expresión en la Secretaria de Estado de los EE.UU. Su travestismo no le aporta dignidad o gravedad alguna. Hay algo denigrante e inaceptable en sus intentos de representar la autoridad de una nación poderosa. Debemos preguntarnos a qué sonreía cuando se sentó en la mesa con los dirigentes del Líbano e Israel. Los dirigentes de los países no pueden evitar pensar que estaría mejor trabajando como encargada de un Burger King pidiendo “una hamburguesa doble poco hecha con queso y con cebolla”. Y la objeción no está basada en ser mujer; de hecho, Madeleine Albright demostró tener un éxito poco corriente gracias a su superior cultura y a la autoridad natural de una matrona.

Ninguno de los miembros de la clase política serían capaces de resistir más de cinco minutos en la cúspide del sistema Corporativo que con tanto esmero examina a sus dirigentes en lo que respecta a la eficacia y el saber estar.

Carl Schmitt, el legislador más destacado del último siglo, indicaba que la crisis de la época moderna mostraba las últimas bazas del sistema actual; y también predijo que sobre las ruinas del antiguo Nomos surgiría uno nuevo. Este Nomos no aparecerá de la noche a la mañana. Pero es inevitable. El filósofo más grande del siglo pasado, Heidegger, lo vió e insistió en que no sería cristiano. El escritor más grande de la Alemania del pasado siglo, Jünger, también lo vió y me dijo que podría ser Islam. Me dijo: “Nosotros”, refiriéndose a la sociedad occidental, “sólo hemos conocido al Mensajero (a quien Allah bendiga y conceda paz) puesto que conocemos la cultura y la historia de los musulmanes; lo que ocurre es que todavía no hemos tenido el encuentro con Allah. Cuando la gente sepa más sobre Allah, el Islam conquistará el mundo”. Esta es la enseñanza correcta del Tawhid que los musulmanes modernistas han abandonado. Atarse explosivos alrededor del cuerpo y suicidarse, es una indicación de que muchos musulmanes ya no confían en que la Misericordia de Allah les salvará, gracias a Su Poder, de la situación en que se encuentran. Los modernistas han tratado de enganchar su vagón al tren de los sistemas occidentales, sin darse cuenta de que ya estaba precipitándose al abismo.

En esta crisis que vivimos, los ‘ulama musulmanes han permanecido vergonzosamente silenciosos. En Dubai, lugar lleno de extravagancias de los nuevos ricos, los ‘ulama han sido callados por los gobernantes ignorantes. En Egipto son simplemente torturados y matados. En Túnez la mayoría están encarcelados. Y hay muchos que han decidido seguir la postura wahhabi que prescinde de la Segunda Shahada, razón de que ahora se encuentren en una extraña alianza con la religión inventada de la Shi’a. En esta postura contradictoria encontramos a la fuerza rebelde de Iraq, los Ijuan al-Muslimun, y a la Yama’at al-Islamiyya en el mundo entero.

De momento estamos suspendidos en la definición clásica: “Un mundo que muere —otro incapaz de nacer”. Mientras que esto dure, debemos, en la próxima década, prepararnos para formar a una nueva generación de la que surgirá un nuevo liderazgo —el de los mejores, no el de los peores. Esta será la misión de los Shuyuj de Instrucción correctamente guiados de las Tariqas Naqshabandi y Qadiri. Ellos son los únicos que pueden enseñar la Futuwwa — el principio aristocrático en la Comunidad Musulmana. Con ellos vendrá una nueva vida.

Allah el Excelso dice en la Surat an-Naml:

“Y di: Las alabanzas a Allah.
Él os mostrará Sus signos y vosotros los reconoceréis.
Y tu Señor no descuidará lo que hacéis”. (27: 93).
FATWA SOBRE
LAS DECLARACIONES DEL
PAPA BENEDICTO XVI EN ALEMANIA


por Shaykh Dr. Abdalqadir As-Sufi

Un grupo de nuestros Fuqaha me ha pedido que exprese mi opinión sobre el discurso que el Papa ha dado recientemente en Alemania.

Esto es una Fatwa: En ella expondré mi evaluación de lo que significa este suceso, lo que significan las declaraciones que se han hecho y la política que esto implica.

Esto no es un HUKM. Según nosotros, un juicio sólo puede ser emitido por un Emir que gobierna en una comunidad conocida y que, al hacer el juicio, tiene los poderes necesarios para asegurar su ejecución; si el Emir no puede ejecutar un juicio, éste queda reducido a una mera calumnia. Hablando con propiedad, el juicio sólo se completa cuando se ejecuta la sentencia que conlleva.

El Papa Benedicto XVI dio su discurso en Regensburg. En esta ciudad estaba la fábrica de Messerchmidt y uno de los campos de concentración más conocidos. Durante los primeros 18 años de su vida, el Papa actual vivió dando su consentimiento a la filosofía Nazi, siendo él mismo un Nazi. En 1927 nació en medio de ese fermento entusiasta que dio lugar al movimiento Nazi y fue testigo de su acceso al poder en los inicios de los años 30. A la edad de 14 años pasó a formar parte de la Juventud Hitleriana. A esa edad y en ese lugar es posible asumir el entusiasmo. Tras dos años de buena conducta, a los 16 años de edad, fue llamado a filas por el Ejército Alemán. Su destino fue una brigada anti-aérea. En 1945 fue hecho prisionero por las fuerza de los EE.UU. y enviado a un campo de prisioneros de guerra. Tenía entonces 18 años.

Los Jesuitas dicen que si se les da un niño a los seis años de edad, será suyo el resto de su vida. Si se sigue esta doctrina católica, podemos asumir que los Nazis tienen al Papa para toda su vida. Ha sido criado bajo la Hakenkreuz (swástica), y siendo un joven, enderezó sus trazos y tomó la Cruz católica. Enardecido con la visión de una elite en el gobierno empeñada en la conquista del mundo, en esa mezcla embriagadora de poder despiadado y uso de la ciencia que era el Weltanschauung Nazi, el joven Razzinger entró a formar parte de la gran tradición histórica de una Iglesia “Católica” auténtica empeñada en el control mundial. Entró en la Iglesia sabiendo su identidad histórica. Sabía que el poder ejercido por la Iglesia durante siglos había sido mantenido, no sólo con la tortura y el genocidio, sino con la institucionalización de un sistema, un sistema detallado y bien documentado, de torturas y ejecuciones con fuego. La Inquisición había sido el modelo admirado por Himmler y sus S.S. Sumado a todo ello, estaba la intensidad psicológica y la crueldad de un sacerdocio célibe que a lo largo de todos esos siglos había desatado persecuciones de brujas por toda Europa, torturando y quemando mujeres en un ginecocidio inconmensurable.

El lugar de la doctrina Nazi, que preconiza la imposición del poder sobre las razas más bajas, era ocupado por las cruzadas cristianas que habían sido diseñadas para imponer las doctrinas imposibles del cristianismo sacramental sobre la civilización islámica.

Desdichadamente, el mundo en el que se había criado el pobre Ratzinger niño, iba a cambiar de forma radical. El seminarista descubrió que había entrado en un mundo totalmente diferente. Para mantener su poder absoluto, la Iglesia Católica se había visto obligada en el pasado a someter a la tortura y a la hoguera a los herejes. El problema residía en que la mera aplicación de la razón hacía imposible que la gente creyera que el rito central de la Iglesia era verdad. El, así llamado, Sacramento. Este rito, está basado en la existencia anterior de una elite de iniciados a los que se llama obispos. Al ser “consagrados” por el Papa, que a su vez declaraba ser el representante activo del discípulo San Pablo, estos obispos podían transformar el pan y el vino en la carne y sangre de Jesús. (Pedimos perdón a Allah por mencionar esta fantasía).

En un claro ataque contra la razón, la Iglesia declara “Hic es Corpus”. Este es mi cuerpo. La doctrina recibe el nombre de transustanciación, esto es, el cambio de una sustancia en otra diferente. Esto es lo que declaraban, y aún lo siguen haciendo. Si esta magia no existese, en ese momento ya no son necesarios los obispos y, por extensión, tampoco el Papa. Hubo que esperar hasta la Reforma Protestante para ver cómo se introducía en primer lugar la doctrina de la con-sustanciación y luego la doctrina de la non-sustanciación.

Es comprensible que, en sus deliberaciones, la Iglesia tuviese siempre muchos problemas con el lugar que ocupa la razón. Es fácil comprender también la imposibilidad, para el musulmán racional, de tan siquiera atisbar la extraordinaria realidad histórica que muestra, a lo largo de los siglos, a hombres y mujeres sometidos a las torturas más insoportables infligidas con instrumentos mecánicos horripilantes, sumergiéndoles en agua o quemándoles con fuego si se atrevían a negar que el pan y el vino de los sacerdotes eran el cuerpo y la sangre de su Redentor. Era un doble ultraje contra la razón. Era pura antropofagia. Y al mismo tiempo era teopofagia. El resultado es que los católicos modernos están comiendo la carne de un hombre que tiene dos mil años, y ¡creyendo al mismo tiempo que están comiendo a Dios!

Lo que se deduce de todo esto, es que a partir del momento en el que la Iglesia perdió el poder de torturar y quemar, y con ello imponer este sin sentido a la gente normal, la Iglesia Católica Romana iba a iniciar su decadencia y su caída.

A mediados del siglo XX la Iglesia estaba definitivamente en crisis. La Iglesia Católica, una vez perdido el poder de la coacción, tenía que encontrar una base doctrinal sobre la que establecerse. La compulsión había sido eliminada - ¿dónde ir ahora? La respuesta era evidente – ir hacia lo opuesto: el amor. El Papa Juan XXIII, acusado de comunismo por muchos cardenales, convocó un Concilio en Roma para inventar la nueva Iglesia. En el proceso, la Misa en latín fue eliminada para dar paso a la vernácula. Se tenía la esperanza de que, en la confusión de las muchas traducciones, la ofensa sacramental desapareciera del mapa. Lo llamaron Reforma dentro de la Iglesia. Por supuesto que Re-forma significa que la forma original ha sido destruida. El papa Juan XXIII llevó a la Iglesia tan lejos de la Roma histórica que la aparición de un anti-Papa en Francia, un tal M. Lefèvre, era un hecho inevitable. Ordenó obispos y restauró la Misa Tridentina. Tuvieron que pasar años antes de que se atreviesen a excomulgar a Lefèvre y su Iglesia Católica Romana. Y así fue cómo sin pedir disculpas, pero con explicaciones de todo tipo, el Catolicismo surgió como la Iglesia del Amor y de la Paz, una clara conversión hippie.

Al mismo tiempo, la participación de la Iglesia en la usura, esto es, la banca moderna, puso al descubierto la Cara Oculta de la Luna, puesto que la cara oculta de un sacerdocio célibe es, por supuesto, la pedofilia. El banquero del Papa fue encontrado colgando de un puente londinense y la riqueza del Vaticano se tambaleaba al borde de la bancarrota. El heredero del Papa Pablo, un inocente que escribía cartas a Pinocho, descubrió horrorizado el escándalo oculto. Al poco tiempo moría, asesinado o, mejor si cabe, de muerte natural, y su lugar lo ocupó el candidato americano Juan Pablo. Esto llevó a la Iglesia al nuevo mundo del Dominio Banquero. La tarea del nuevo Papa era guiar a Polonia hacia un levantamiento social que llevase el bloque comunista al terreno capitalista. Inauguró también la doctrina masónica del “Diálogo” con la que anestesiar a todas las religiones de forma que, cuando despertasen, fueran sólo una, es decir, sin sentido alguno. Tras esta política estaba también el factor importante del despido de los jesuitas por parte de Juan Pablo II (los defensores de la tradición católica), y la elevación del Opus Dei, - una orden “laica”, carente de sacerdocio (defensores de la Secta Bancaria). El confesor del Papa dejó de ser un jesuita.

El último Papa llevó a cabo un importante cambio doctrinal que parece ser mantenido por el Papa actual. La obligación de sustituir la Iglesia Sacramental dejaba ante el catolicismo la preocupante realidad de una nueva forma de cristianismo evangélico que no está centrado en el Sacramento sino más bien en el rito del Bautismo. Esta nueva forma evangélica abolía el mundo Invisible y declaraba que el hombre “Nacía otra Vez” en esta vida, no en la Otra, la que ha de venir. Hacía falta algo más profundo, y el Papa polaco escogió la elevación de la doctrina de la Mariología. Esta doctrina predicaba la súplica directa a María y proclamaba su Ascensión corporal a los cielos. Lo que esto hacía en realidad, era plasmar una de las declaraciones históricas de la cristiandad: transferir la Presencia Divina a la madre de Jesús, a la que ahora se llamaba Madre de Dios.

Soy consciente de que estas cuestiones son una ofensa a la razón y pido a mis hermanos musulmanes que tengan en cuenta que las menciono con el único propósito de clarificar cuál es la política actual de la Iglesia Católica.
La importancia de esta adoración virtual de María, tiene consecuencias de muy largo alcance, no sólo en el ámbito teo-político sino también en el geo-político. En los grupos de expertos de los EE.UU., con presencia mayoritariamente judía, existe ya una estrategia a largo plazo para la unificación del cristianismo y el Islam o, hablando con mayor propiedad, llegar a un acuerdo bi-partidista. Este programa eliminará de forma efectiva la amenaza política e intelectual que supone la religión para la Secta atea de los Banqueros. El resultado final sería un Islam y un cristianismo despolitizados. Los cristianos adorarán a María que derramará lágrimas por su hijo durante toda la eternidad. Los musulmanes adorarán a Fátima que también llorará eternamente por sus hijos mártires, Hasan y Husein. En la Ciudad Santa de Roma el Papa será el foco de los cristianos del mundo y en la Ciudad Santa de Kerbala el Gran Imam será lo mismo para los musulmanes. Todo lo que está ocurriendo en nuestros días debe contemplarse como pasos que se están dando hacia el cumplimiento de esta política.

La “forma pacífica” para conseguir esta reconciliación, es la aplicación de la doctrina del Diálogo entre las Religiones.

Enrique VIII, el Rey más grande de Inglaterra, comprendió lo que Lutero no había sido capaz de vislumbrar. Vio que el poder Papal no estaba basado únicamente en la doctrina sacramental, sino que también lo estaba en el poder político del Papa. La destrucción progresiva del poder político significa que las doctrinas acabarán también siendo destruidas. Ahora bien, la doctrina fundamental que durante toda su historia se alza entre la Iglesia Católica Romana y la Secta de los Banqueros, que ha crecido en desarrollo y poder desde 1789, es la doctrina que prohíbe la usura.

Nuestro respetado hermano, Umar Ibrahim Vadillo, me ha enviado un documento relevante. Umar Pasha me ha informado que en el 1 de Noviembre de 1745, se emitió una Bula del Papa Benedicto XIV, VIX PERVENIT, hablando de “La Usura y otros Beneficios Deshonestos”. Esta declaración es un rechazo de la usura sin paliativos. Los párrafos que siguen a continuación son extractos de esta declaración oficial:

“3. I. La naturaleza del pecado llamado usura tiene su lugar y origen en un contrato de préstamo. Este contrato económico entre unas partes en acuerdo exige, por su misma naturaleza, que una parte devuelva a la otra solamente la cantidad que ha recibido. El pecado existe cuando en algunas ocasiones el acreedor quiere más de lo que ha dado. Es decir, llega a afirmar que se le debe una ganancia por lo que ha prestado, pero cualquier beneficio que excede la cantidad prestada es ilícito y usurero.

II. No puede perdonarse el pecado de usura aduciendo que la ganancia no es grande ni excesiva sino más bien modesta o pequeña. Tampoco puede perdonarse porque el deudor sea rico. Ni siquiera diciendo que el dinero que fue tomado prestado no se quedó quieto, sino que fue gastado de forma provechosa, ya fuera para incrementar la fortuna, comprar nuevas propiedades o efectuar transacciones comerciales. La ley que regula los préstamos exige la igualdad entre lo que se ha dado y lo que se ha devuelto; una vez establecida la igualdad, todo aquel que exija más que eso está violando las condiciones del préstamo. En consecuencia, si alguien cobra interés, debe proceder a su devolución, según las normas públicas de justicia; la función de estas normas en los contratos entre los seres humanos es garantizar la igualdad de trato para las partes. Esta ley debe observarse de forma sagrada. Si no se hace con toda exactitud, se debe reparar la trasgresión.

IV. Hay muchos contratos diferentes de esta clase. En ellos, si no se mantiene la equidad, lo que se reciba por encima de lo que es justo es una injusticia manifiesta. E incluso si no está categorizado como usura (ya que la reciprocidad, tanto abierta como oculta, está ausente) la restitución es obligatoria.

4. …nosotros aprobamos y confirmamos lo contenido en las opiniones expuestas más arriba ya que los profesores de la Ley Canónica y la Teología, la evidencia contenida en las Escrituras, los decretos de los Papas anteriores y la autoridad de los Concilios y los Padres de la Iglesia han secundado este proceder.

10. …os exhortamos a no escuchar a aquellos que dicen que hoy en día la cuestión de la usura es meramente nominal, ya que siempre se han obtenido ganancias cuando se prestaba dinero a otra persona. ¡Qué falsa es esta opinión y qué lejos está de la verdad!...

…y en consecuencia, no es válido sugerir, basándose en afirmar que siempre se ha obtenido alguna ganancia por el dinero prestado, que el tema de la usura ya no es relevante en nuestros días”.

Junto con este texto, Umar Pasha escribió lo siguiente:
La respuesta a su pregunta ¿Qué Papa legalizó la usura y cuándo lo hizo?

Fue el Papa Pío VIII en el año 1830 cuando el Santo Oficio, con la aprobación Papal, permitió el cobro de interés. No sólo se permitió el cobro de intereses sino que el Códice de Ley Canónica del año 1917, decía que las Órdenes Religiosas podían tener sus bienes en cuentas que produjeran intereses. (El Canon 1523, 4.º dice que los administradores de las propiedades de la Iglesia deben utilizar, en beneficio de la Iglesia, dinero que pueda ser invertido de forma provechosa. Véase T. Lincoln Bouscaren, S. J. y Adam C. Ellis, S. J., ‘Canon Law: A Text and Commentary’, 2.ª edición, Milwaukee: the Bruce Publishing Co., 1951, 826. Según puede verse en este comentario, hay muchos que malinterpretan este Canon: “Invertir dinero significa cambiarlo por bienes no fungibles tales como bienes inmuebles, acciones, obligaciones, etc. El dinero que no está depositado en el banco a plazo fijo no se considera invertido”. Ibid., 251). Y además, el nuevo Catecismo de la Iglesia Católica no menciona la usura.

La fecha exacta del decreto doctrinal de Pío VIII es el 18 de Agosto de 1830. Ese fue el momento decisivo. A continuación le siguen toda una serie de decretos en la misma línea: 31 de Agosto de 1831, 17 de Enero de 1838, 26 de Marzo de 1840 y 28 de Febrero de 1871; y el de la Sagrada Penitencia del 11 de Febrero de 1832. (Copias de estos decretos pueden encontrarse compilados en ‘Collectio Lacensis’ (Acta et decreta s. conciliorum recentiorum), VI, col. 677, Apéndice al Concilio de Pondicherry; y en el ‘Enchiridion’ del Padre Bucceroni).

Umar Ibrahim Vadillo.

A partir de esto puede verse que de Benedicto XIV a Benedicto XVI se ha abandonado por completo la posición histórica de la Iglesia Católica con respecto a la usura. Benedicto XVI ha heredado una situación post-Aldo Moro, esto es, la obediencia más abyecta y la alineación con los anatemas, las doctrinas y los castigos ordenados por la Secta de los Banqueros. En el preciso instante en el que se ponía la toca Papal, los EE.UU., bajo el control de esa Secta de Banqueros, entraban en una fase sin precedentes del imperialismo global. En medio de este proceso, su líder definía brutalmente sus actividades como Cruzada. Y luego el Presidente llegó a decir: “Si no estás con nosotros estás contra nosotros”. Esta Cruzada había sido desatada por la destrucción de dos rascacielos en el centro de Nueva York, de la misma manera que la Primera Guerra Mundial había sido “desatada” con el asesinato del Archiduque Franz-Ferdinand y su esposa en Sarajevo. En ambos casos, la causalidad oficial oculta la causalidad histórica: la actuación del proceso de poder de un capitalismo cuya energía aún no se ha extinguido.

La realidad que se enfrenta a estos sucesos se hizo manifiesta con cada vez mayor claridad: la doctrina del Islam que prohíbe la usura en toda circunstancia, “incluso una brizna de hierba”; esta es una doctrina cuya aplicación significa el fin del sistema bancario mundial, de sus instituciones e instrumentos de intercambio. La situación exigía con urgencia que el Islam fuese denigrado y presentado como algo absolutamente maligno. Al mismo tiempo, y dado que en el mundo actual una de cada cinco personas es musulmán, -- o incluso probablemente cuatro ya que faltan los datos asiáticos – y esto una estadística demasiado grande como para calificarlos a todos de enemigos perversos, lo que hacía falta era una “Reforma” del Islam en los mismos términos cuya aplicación había emasculado el cristianismo, haciendo que primero fuera impotente políticamente y que luego aceptara la usura.

Al Papa Benedicto XVI se le advirtió con discreción que tenía que cumplir los dictados de la doctrina atea de la Cruzada de los Banqueros, “Si no estás con nosotros estás contra nosotros”. Es evidente que un Papa Nazi tiene una posición muy vulnerable y puede ser fácilmente perjudicado e incluso destronado. Y así fue como con una astucia manifiesta y una deshonestidad vergonzosa, el Papa Benedicto XVI fue a Regensburg como si en ese lugar pudiera hacer la Confesión y recibir el perdón Rabínico. ¿Qué dijo? ¿Y cuál era su intención?

Hay dos declaraciones de suma importancia. Una es el infame comentario en el que se cita al Emperador Medieval. Pero en primer lugar me gustaría analizar la otra declaración. Dijo el Papa: “Es probable que el Emperador conociese la aleya 256 de la Sura 2 que dice: ‘No hay coacción en la religión”’. Según los expertos, esta es una de las Suras de la época primera cuando (a quien Allah bendiga y conceda paz) aún no tenía poder y vivía bajo la amenaza continua”. Y ahí el Papa menciona sin cortesía alguna el nombre del Mensajero sin título ni respeto

Debe tenerse en cuenta que este término “experto”, tal y como revela el resto de su discurso, es la información que proviene de los orientalistas, un grupo de seudo-académicos que durante más de la última mitad del siglo pasado hemos aprendido a no tener en consideración alguna. Allah el Excelso dice en el Corán (2: 256):



“No hay compulsión en lo que respecta la práctica del Din”
La postura correcta de nuestros fuqaha con respecto a esta aleya, que tiene una importancia capital, es la que obtenemos del gran jurista europeo de Granada, el Qadi Abu Bakr ibn al-Arabi. En su Hukm sobre esta aleya dice que está abrogada por el Ayat as-Sayf, la aleya de la Espada. Allah el Excelso dice en el Corán (47: 4):

“Y cuando tengáis un encuentro con los que se niegan a creer,
golpeadlos en la nuca;
y una vez los hayáis dejado fuera de combate,
apretad las ligaduras y luego,
liberadlos con benevolencia o pedid un rescate.
Así, hasta que la guerra deponga sus cargas.”
El Qadi Abu Bakr continúa diciendo que existe una segunda opinión que afirma que esta aleya es válida en el terreno gobernado por un Emir islámico y en relación con los no-musulmanes que pagan la Yˆizia y gozan, en consecuencia, de la protección del Dawlet islámico. Lo que se deduce, y para nosotros no admite discusión, es el juicio que afirma que la decisión legal sobre lo que existe fuera del Dawlet islámico es el Yˆihad en el Camino de Allah. Debo enfatizar que el Yˆihad tiene sus propias reglas y dado que, por definición, es “Yˆihad fisabilillah”, significa que su función es poner a un territorio bajo el poder del Islam o proteger la frontera del Islam. No es el mismo caso que el de la liberación de un territorio, aunque la ocupación injusta permite el uso de la resistencia militar.

La segunda declaración del Papa Benedicto XVI es la cita ofensiva de un Emperador cristiano. En este punto es donde se muestra la duplicidad del Vaticano. Ellos, e incluso el mismo Papa, han dicho que no era la opinión del Papa, sino que se limitó a citar las palabras de un Emperador medieval. En el Haram de Madinah, un hombre que se presentó ante el Imam Malik, el Imam de Dar al-Hiyˆra, que Allah esté complacido con él, dijo que fulano de tal había dicho que un individuo determinado se había emborrachado. Imam Malik ordenó inmediatamente que se le aplicase al denunciante el castigo hadd que corresponde a la calumnia. El hombre protestó diciendo que no había sido él quien lo había dicho sino el tal fulano. Imam Malik contestó: “¡Yo lo he oído de ti!” Así pues, y en mi opinión, el Papa Benedicto XVI es culpable de haber insultado al Mensajero de Allah, a quien Allah bendiga y conceda paz.

Como conclusión, y al verlo tomar un camino tan arriesgado, debemos preguntarnos cuál era su plan. En el corto espacio de tiempo siguiente a cometer el delito, el Papa explicó con claridad cuál es el programa. Lo que en su discurso calificó de “diálogo genuino entre religiones y culturas” muestra que será conducido según los términos impuestos por el Vaticano. Es significativo comprobar que los términos “cultura” y “religión” han sido puestos uno al lado del otro al ser este el marco que utiliza la Shi’a para tratar estas cuestiones. El Islam, por supuesto, no es una cultura, sino que sirve de filtro para la cultura. En lo que respecta al diálogo con otras religiones, carecemos de autoridad Divina para hacer tal cosa. El permiso que Allah nos ha dado es para llamar a los kuffar al Islam. Allah el Excelso dice en el Corán (2: 120):

“Los judíos y los cristianos no estarán satisfechos contigo hasta que no sigas su sistema.
Di: La guía de Allah es la Guía.
Si siguieras sus deseos después del conocimiento que te ha venido,
no tendrías ante Allah quien te protegiera ni auxiliara”.

Y debe decirse claramente que una disculpa por parte del Papa debe ser considerada como una frívola irrelevancia.

El Papa ya ha dicho que quiere reunirse con dirigentes musulmanes. A la luz de este suceso, esa reunión no debería permitirse. Debe enfatizarse que para nosotros el “experto” no es el ‘Alim sino el Faqih, no es el académico sino el abogado. Más aún: los que van a hablar sobre el Yˆihad sólo pueden ser aceptados como portavoces del Din si confirman que el Yˆihad es un Fard hasta el Último Día; que el estatus del Dhimmi y el pago de la Yˆizya son la protección obligatoria para los no-musulmanes; y que el Zakat es una Sadaqa obligatoria y recaudada, no dada, y que su instrumento legal primordial es el Dinar de Oro y el Dirham de Plata islámicos. El Din del Islam está separado y aparte, por su nombre y por definición, de la religión Shi’a. Pero las personas de este tipo, esos válidos portavoces del Islam, por su misma definición, no pueden sentarse a debatir con la Iglesia cristiana sin al mismo tiempo cumplir la obligación de llamar al Islam a los kuffar.

Allah el Excelso ha aclarado todo este asunto en el comienzo de la Sura Luqman (31: 1-9):



“En el nombre de Allah, el Misericordioso, el Compasivo.
Alif, Lam, Mim.
Estos son los signos del Libro Sabio.
Guía y misericordia para los que hacen el bien.
Los que establecen el salat, dan el zakat y tienen certeza de la Ultima Vida.
Esos están afirmados en una guía de su Señor y son los que tendrán éxito.
Hay hombres que compran palabras frívolas para extraviar
del camino de Allah sin conocimiento y las toman a burla.
Esos tendrán un castigo infame.
Y cuando se les recitan Nuestros signos se dan la vuelta con soberbia
como si no los oyeran, como si tuvieran sordera en los oídos.
Anúnciales un castigo doloroso.
Es cierto que los que creen y llevan a cabo las acciones de bien
tendrán los Jardines del Deleite en los que serán inmortales.
Promesa de Allah verdadera, Él es el Insuperable sin igual, el Sabio”.